Una vida de mujer (1978)


 

Título original: Une histoire simple

País: Francia

Director: Claude Sautet

Guion: Claude Sautet, Jean-Loup Dabadie

Música: Philippe Sarde

Fotografía: Jean Boffety

Intérpretes: Romy Schneider, Bruno Cremer, Claude Brasseur, Arlette Bonnard, Sophie Daumier, Eva Darlan, Roger Pigaut, Francine Bergé, Nadine Alari, Vera Schroeder, Pierre Semmler, Jean-François Garreaud, Yves Knapp, Madeleine Robinson

Productora: Coproducción Francia Alemania: Renn Production, Sara Films, France Régions 3, Rialto Film Preben Philipsen & Co. Kg, Société Française de Production (SFP), Zweites Deutches Fernsehen (ZDF)

Año de producción: 1978

Duración: 01:43:41   

Género: Drama

 


Sinopsis:


Cerca de la cuarentena, Marie (Romy Schneider), diseñadora de éxito, está divorciada desde hace años y vive sola con Martin (Yves Knapp), su hijo adolescente, mientras mantiene una larga relación con Serge (Claude Brasseur). Cuando descubre que está embarazada de su amante, se replantea esta situación que no le satisface y decide abortar y separarse de Serge para volver con Georges (Bruno Cremer), su ex marido, a pesar de que éste tiene una relación estable con una mujer mucho más joven.


Mientras tanto, Marie reparte su tiempo y sus deberes afectivos y profesionales con sus amigas y colegas con las que se reúne a menudo. Cinco mujeres rondando la cuarentena, encerradas en el universo confortable, y sin embargo amargo, de la pequeña burguesía componen la foto de grupo. En el centro, Marie intenta franquear todos los obstáculos sentimentales que salen a su paso, con el riesgo constante de infringir todas las convenciones sociales.


Versión: Dual + subtítulos españoles

Formato: .avi

Calidad: DVDrip

Tamaño: 1.17 GB

 

Una vida de mujer

 

 

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha

 

Premios

Junto con “El tambor de hojalata” (Volker Schlöndorf),  “Olvidar Venecia” (Franco Brusati), “Mamá cumple cien años” (Carlos Saura) y “Las señoritas de Wilko” (Andrzej Wajda), “Una vida de mujer “ representó a Francia en la competición por el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, que ganó “El tambor de hojalata”.

Romy Schneider fue premiada con el César del cine francés, como mejor actriz; igualmente consiguió el “David especial” en los premios “David de Donatello” italianos.

En los citados “César” del cine francés,  la película estuvo nominada en otras nueve categorías (mejor película, mejor director, mejor actor -Claude Brasseur-, mejor actor de reparto –igualmente Claude Brasseur-, mejor actriz de reparto –dos actrices: Arlette Bonnard y Eva Darlan-, mejor guion original o adaptado –Clauda Sautet y Jean-Loup Dabadie-, mejor música –Philippe Sarde-, mejor sonido –Pierre Lenoir y mejor fotografía –Jean Boffety-.


La propia Romy Schneider había pedido a Claude Sautet y a Jean-Loup Dabadie que escribieran para ella “una película de mujeres”. Así surgió “Una vida de mujer”, en cuya primera escena nos encontramos a su protagonista en una clínica donde ha acudido con intención de abortar. En esa época resultaba algo nuevo y provocativo pues tan sólo tres años antes se había aprobado la conocida como Ley Veil (“Ley de interrupción voluntaria del embarazo” promovida por Simone Veil, por entonces Ministra de Sanidad bajo la Presidencia de Valéry Giscard d’Estaing), una ley a favor de la cual se había manifestado en repetidas ocasiones la actriz.


Romy Schneider, interpreta un personaje que fue escrito ex profeso para ella por Claude Sautet, en la que sería la quinta y última de las colaboraciones de actriz y director. Las otras son, en orden cronológico, https://cineclubclasicoblog.blogspot.com/2021/05/las-cosas-de-la-vida-1970.html “Las cosas de la vida” (1970), https://cineclubclasicoblog.blogspot.com/2021/05/max-y-los-chatarreros-1971.html “Max y los chatarreros” (1971), https://cineclubclasicoblog.blogspot.com/2021/05/ella-yo-y-el-otro-1972.html “Ella, yo y el otro” (1972),  y https://cineclubclasicoblog.blogspot.com/2021/05/mado-1975.html “Mado” (1976).

 

Una historia sencilla

Como podría sugerir el título original, “Una historia sencilla”, el argumento es sencillo: una historia de amistad, crisis de la madurez y complicaciones románticas. Sin  embargo el tratamiento del tema por parte del director, lleno de poesía y significado, conmovedoramente sincero y desprovisto de sensiblería hace de la película algo profundamente emotivo.

Se abordan con  valentía un buen número de temas al tiempo que se exploran las reacciones de una mujer ante los acontecimientos que suceden a su alrededor: la crisis personal que genera la pérdida del empleo, las cambiantes relaciones entre los sexos, la naturaleza del amor, la dolorosa decisión de abortar, la importancia de la amistad, la aceptación de la propia muerte… Una historia sencilla llena de ramificaciones.

Podríamos pensar que estamos ante un drama social, pero no es así. Se trata del retrato personal e íntimo de una mujer que intenta vivir una vida mejor en un mundo que cada vez se olvida más del individuo.

Que la película resulte tan conmovedora se debe sobre todo a una interpretación,  la de Romy Schneider, introspectiva e intensa. En sus últimos films (los anteriores bajo la dirección de Sautet, y los posteriores a este), la actriz -sus personajes- muestra una vulnerabilidad que perfectamente podría ser reflejo de la crisis que estaba experimentando en su propia vida. En cualquier caso su actuación la confirma como una de las grandes actrices de su tiempo.

(Films de France, 2004)

 


Una mujer francesa a finales de los setenta

Sautet centra esta “historia simple” en un círculo de mujeres francesas de 1978, cuya portavoz es una Romy Schneider a la que los años apenas parecen haber rozado (la procesión iba por dentro). Entrando en los cuarenta, esa mujer era todavía capaz de detener el tráfico. Sus ojos desprendían una intensidad aguamarina en su sereno azul que no podía pasar desapercibida, y sus facciones perfectas en ese cutis de porcelana serían el ideal de belleza clásica para cualquier escultor. Y ese portento refleja la vida de una mujer corriente de su tiempo y de su situación geográfica. Nada proclive a malgastarse en una convivencia sin chispa con hombres a los que no ama para siempre, divorciada y con relaciones fallidas a sus espaldas, buscando la ilusión de sentirse enamorada de nuevo, liderando sus jornadas de urbanita independiente que trabaja, acoge a su hijo adolescente que alterna las estancias con su madre y con su padre como casi todo hijo de divorciados, se reúne con su grupo de amigas/os, mantiene relaciones esporádicas sin compromiso, y en suma es la dueña de sus días. Marie no pertenece al gremio de las que languidecen a perpetuidad en un matrimonio agotado, no es de las que se conforman. También se decanta por la libertad irresponsable de las que disfrutan del sexo sin precauciones habiendo ya en el mercado suficientes métodos anticonceptivos, porque lo del aborto no les crea un dilema moral de los que quitan el sueño. En plena era de la liberación femenina, se cometieron y se cometen tantas barbaridades como las que se cometen en todas las revoluciones, sean del tipo que sean.

Marie vuela libre, reencontrándose con su ex-marido desde fuera de la asfixia de la vida en común que dejaron atrás, y observando a la gente que está a su alrededor. Su hijo, su madre, su más reciente novio con el que acaba de romper, sus amigas y las parejas de éstas. Es una compañera leal, se involucra en los problemas de los que le importan y trata de comprenderlos y ayudarlos.

A punto de ser una cuarentona, no está ni mucho menos caduca. Un nuevo comienzo se anuncia esperanzador para una mujer que se niega a permanecer en la monotonía.

Sautet rodó un drama de sobria apariencia, diálogos naturales y fotografía reposada, que estudia con calma la psicología de sus personajes y de una época.

(Vivoleyendo, 7 de Julio de 2011, en FILMAFFINITY)



Libertad y dolor cotidiano

No es una historia sencilla, como su título reza en francés (“Une histoire simple”). Marie (Romy Schneider), una mujer que roza los cuarenta años, decide abortar. Está divorciada, vive con su hijo de dieciséis años. Tiene un amante/pareja, Serge (Claude Brasseur) con quien quiere romper y de quien ya no quiere el hijo. Ella tiene su trabajo, sus amigos, su hijo, su vida. Es una mujer emancipada, libre de decidir sobre su destino. Se respira el aire post mayo del 68.

No es una historia sencilla, como su título reza en francés (“Une histoire simple”), es tan enrevesada como la vida misma, con sus vaivenes, sus tristezas, alegrías, rupturas, (re)encuentros…

Hay que situar la historia en su contexto histórico. Hasta el voto de una ley en 1965,  a la mujer se la consideraba como una “incapacitada jurídica”; no podía firmar contratos o documentos oficiales. En el momento de la película habían pasado diez años desde Mayo del 68. Fue solo en 1970 cuando la potencia paternal (el padre tenía todos los derechos sobre los hijos) pasa a ser autoridad parental. Es decir que la madre y el padre tienen los mismos derechos de cara a sus hijos. El aborto se despenalizó en Francia en 1975, gracias a la ley promulgada por la ministra de Sanidad Simone Veil. La mujer puede entonces decidir sobre su embarazo, más allá de los motivos médicos. Todos estos cambios están de alguna manera presentes en la película. Marie, en la primera escena, así lo entiende. Toma además la iniciativa de dejar a Serge. Quiere tomar las riendas de su vida.

Romy Schneider, fenomenal, con esa dulzura, con esa sonrisa que desarma (a solo cuatro años de su muerte, en 1982). Claude Brasseur: tiene un papel parecido al que hace en “Los senos de hielo” (Georges Lautner, 1974), donde interpreta a un escritor enamorado de una misteriosa mujer a la que persigue incansablemente. Aquí también es un personaje sin complicaciones, algo ruidoso, algo fanfarrón, simpático, que no termina de entender por qué ella lo quiere dejar.

Bruno Cremer es Georges, el exmarido de Marie. Es el mismo actor que, año después, protagonizará (fugazmente) “Bajo la arena” (2000), de François Ozon.

Que te dejen es doloroso, pero dejar también es difícil. Y los viejos amores vuelven… porque en el fondo no son tan viejos… o sí… En fin, vivir siguiendo los sentimientos es asomarse continuamente a un abismo.

Y, en medio de todo esto, un tema actual: los despidos en una empresa, aquella donde trabajan Georges y Marie y un amigo de ambos a quien han echado, “porque ya no es rentable”, concluye con amargura Marie.

Al final, frente a los avatares sentimentales y laborales, lo que queda es la amistad cercana y sólida.

Una bonita película que cuenta lo que todos hemos vivido en un momento dado (el amor, el desamor, la tristeza, las ganas de maternidad, la sed de libertad…), pero sin pretensiones, sin dar lecciones, sin juzgar. En el fondo es eso: vive y deja vivir.

(Francesca, 31 de Agosto de 2013, en FILMAFFINITY

 





 



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