¡Viva la libertad! (1931)
Título original: À nous la liberté!
País: Francia
Director: René Clair
Guion: René Clair
Música: Georges Auric
Fotografía: Georges Périnal (B&W)
Productora: Films Sonores Tobis
Intérpretes: Raymond Cordy, Henri Marchand, Paul Ollivier, André Michaud, Rolla France, Germaine Aussey, Léon Lorin, William Burke, Vincent Hyspa, Jacques Shelly,Marguerite de Morlaye, Maximilienne, Ritou Lancyle, Léon Courtois, Albert
Año de producción: 1931
Duración: 01:19:43
Género: Comedia, Musical, Amistad, Realismo poético francés
Dos presidiarios, Émile (Henri Marchand) y Louis (Raymond Cordy), preparan un plan para fugarse juntos. Llegado el momento de ponerlo en práctica sólo Louis consigue escapar gracias al sacrificio de Émile.
Tras cumplir sus años de condena Émile sale de prisión y, convertido en un vagabundo, sin hogar ni trabajo, vive en la más absoluta pobreza.
A Louis, sin embargo, le ha sonreído la vida y se convierte en propietario de un pequeño negocio que poco a poco va ampliando hasta llegar a situarse a la cabeza de fábricas cada vez mayores.
Un día Louis ve pasar a una joven (Jeanne, interpretada por Rolla France) de la que queda prendado y a la que sigue hasta su lugar de trabajo…
Versión: VOSE (Subts. españoles incrustados)
Formato: .avi
Calidad: DVDRip
Tamaño: 1.09 GB
Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha
La película, tercer film sonoro dirigido por René Clair tras “Bajo los techos de París” (1930) y “El millón” (1931), se hizo acreedora de los siguientes premios:
---Nominación al Óscar a la mejor dirección artística (fue la primera película de habla no inglesa, que recibió una candidatura a los Óscar)
---Premio a la mejor película extranjera concedido por National Board of Review.
---Participó fuera de concurso en el Festival Internacional de Cine de Venecia donde consiguió el premio del público a la película más entretenida.
Cuando se estrenó “Tiempos modernos”, de Chaplin, la Société des Films Sonores Tobis, que había producido “Viva la libertad” en 1931, y que por aquel entonces estaba bajo el control del ministro de Propaganda del Tercer Reich Joseph Goebbels, decidió demandar a Chaplin por imitación y plagio. René Clair se opuso a esta decisión, ya que admiraba profundamente a Chaplin y se sentía muy honrado de haber servido de inspiración a quien en diferentes ocasiones calificó como su “maestro”, y consideraba que “Tiempos Modernos” era un claro homenaje a su película.
Sin embargo, la productora Tobis continuó acosando a Chaplin durante casi una década. Finalmente, aconsejado por sus abogados, Charles Chaplin aceptó indemnizar a Tobis pero siempre aseguró que nunca había visto la película de Clair.
En 1950, basándose en algunas copias existentes (el negativo había sido destruido por los Nazis) René Clair reeditó la película suprimiendo dos secuencias: la de la flor cantándole a Émile y la discusión de los enamorados en el parque de atracciones.
Con el paso del tiempo “Viva la libertad” se ha convertido en un film de culto que constituyó una especie de “consigna” para buena parte de la juventud de los años ’30 del pasado siglo. Un crítico contemporáneo (Robert Brasillach) escribió a propósito de la película: ¿Cuántas veces hemos visto “Bajo los techos de París” y ese espectáculo amargo y encantado, con sus parques de diversiones donde cantan pájaros mecánicos, su poesía de papel dorado y romances, que es “¡Viva la libertad!”? No sabría decirlo pero era para nosotros un símbolo de ese tiempo feliz en que los peligros eran el americanismo y la superproducción y no la huelga y la miseria, y en el cual, para terminar, dos vagabundos tomaban, cantando ellos también, las rutas alegres del destino. La pantalla nos daba así noticias del universo. Aprendíamos así con René Clair a conocer París como lo aprendíamos con Baudelaire y Balzac”
(«Combien de fois avons-nous vu "Sous les toits de Paris" et ce spectacle amer et enchanté, avec ses Luna Park où chantent les oiseaux mécaniques, sa poésie de papier doré et de romances, qu’est "À nous la liberté!" ? Je ne saurais le dire mais c’était pour nous un symbole de ce temps heureux où les dangers restaient l’américanisme, la surproduction et non la grève et la misère, et où pour finir deux vagabonds gagnaient, en chantant eux aussi, les routes joyeuses du destin. Ainsi l’écran nous donnait-il des nouvelles de l’univers. Ainsi apprenions-nous de René Clair à connaître Paris comme nous l’apprenions de Baudelaire et de Balzac».)








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