Las zapatillas rojas (1948)
Título original: The Red Shoes
País: Reino Unido
Director: Michael Powell y Emeric Pressburger
Guion: Emeric Pressburger
Música: Brian Easdale
Fotografía: Jack Cardiff
Productora: Independent Producers
Intérpretes: Anton Walbrook, Moira Shearer, Marius Goring, Leonid Massine, Albert Basserman, Robert Helpmann, Ludmilla Tcherina, Esmond Knight
Año de producción: 1948
Duración: 02:15:14
Género: Drama, Romance, Ballet, Melodrama
Sinopsis:
Versión: DUAL + subts. españoles e ingleses integrados
Formato: .mkv
Calidad: BRRip
Tamaño: 2.25 GB
Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha
Hein Heckroth, pintor encargado por primera vez del diseño de producción y de la dirección artística (aunque ya había diseñado el vestuario de “Narciso negro”, una producción anterior de los mismos directores), recibió muchas quejas respecto al poco “feliz” final; a todas ellas replicaba que el cuento de Hans Christian Andersen en que se inspira la película tiene un final mucho menos feliz: a la bailarina le corta los pies con un hacha un leñador, para que pueda dejar de bailar. (Pues sí, desde luego es mucho menos feliz…)
Encontrar a la actriz que pudiera interpretar a Victoria Page no fue una tarea fácil para Michael Powell y Emeric Pressburger. Buscaban, al parecer sin mucho éxito, a una bailarina que supiese también actuar y que, además, fuese bella y fotogénica. Por eso, cuando conocieron a Moira Shearer, segunda bailarina del famoso Sadler’s Wells Ballet (la primera era la gran Margot Fonteyn) no se lo podían creer.
Pero Moira Shearer no se lo puso precisamente fácil. Tardaron cerca de un año en convencerla de que aceptase, por lo que, mientras tanto, estuvieron tentados de utilizar a una actriz famosa (en aquellos años lo eran Ann Todd y Hazel Court, candidatas al papel), sustituyéndola por una bailarina en las secuencias de ballet.
Finalmente aceptó, pero parece que no quedó del todo satisfecha con los resultados, especialmente con el trato recibido por parte de Michael Powell, a quien describía como distante y poco comunicativo. Declaró también que el rodaje había supuesto para ella una dura prueba y echó de menos, siendo como era su primera película, haber recibido más indicaciones por parte del director. A pesar de estos comentarios en 1951 volvió a rodar con Powell y Pressburger “Los cuentos de Hoffmann”, en la que también repetían Ludmilla Tchèrina y Léonide Massine.
El primer día de rodaje sufrió una grave quemadura por el sol que le produjo una ampolla en la espalda, en la realización de una escena en la que tenía que saltar desde una ventana se produjo un esguince cervical, un simple arañazo se le infectó, a menudo tuvo que soportar largas sesiones (alguna de hasta ocho horas) sujeta por un arnés azotada por el viento creado por enormes ventiladores… ¡Un horror, vamos!
Pero no todo iban a ser desgracias.
Cuando Ludovic Kennedy, escritor, guionista y actor ocasional, vio la película y descubrió a Moira Shearer decidió que aquella era la mujer de sus sueños y la futura madre de sus hijos. Así mismito. Como en los cuentos de hadas. De manera que se puso manos a la obra y no paró hasta conseguir casarse con ella, lo que logró un par de añitos después de haber visto la película, en febrero de 1950, en la Royal Chapel (Capilla Real) del Hampton Court Palace (Palacio de Hampton Court), de Londres. (Que ya os lo he dicho: como en los cuentos de hadas).
El matrimonio tuvo cuatro hijos y vivieron felices hasta el fallecimiento de Moira Shearer el 31 de enero de 2006.
La música compuesta por Brian Easdale (que sustituyó al compositor Allan Gray tras el despido de éste) obtuvo el Óscar a la mejor partitura original. En la película es interpretada por la Royal Philarmonic Orchestra, dirigida por Sir Thomas Beecham.
La secuencia, de aproximadamente quince minutos de duración, del ballet que da título a la película tardó en rodarse algo más de seis semanas y el “corps de ballet” lo formaban cincuenta y tres bailarines.
Los inventores del Technicolor, Herbert T. Kalmus y Natalie Kalmus, consideraban este film como el mejor ejemplo de este sistema. No obstante, Natalie Kalmus se pasó todo el rodaje dándole la vara a Jack Cardiff, director de fotografía, que por lo visto no se atenía a sus indicaciones, y en varias ocasiones exigió que volviesen a rodarse algunas escenas. Pero Michael Powell estaba totalmente de acuerdo con Cardiff y como Powell era el director se hicieron las cosas a su manera (ya se sabe que donde hay patrón…)
Jack Cardiff modificó la velocidad de la cámara durante la filmación del ballet de “Las zapatillas rojas” para conseguir el efecto de que los bailarines parecieran suspendidos en el aire.
Emeric Pressburger había escrito el guion en 1937, por encargo del productor Alexander Korda que estaba muy interesado en que lo protagonizase, su por entonces esposa, Merle Oberon, que sería sustituida por una bailarina profesional en las secuencias de danza.
El proyecto quedó en suspenso por diversas razones, una de ellas la Segunda Guerra Mundial (desgraciada y poderosa razón), otra que Michael Powell era decidido partidario de que la protagonista fuese una bailarina profesional. Finalmente, en 1947 Powell y Pressburger le recompraron el guion a Korda por doce mil libras esterlinas. Adujeron que únicamente les movían a ello razones sentimentales, no su verdadera intención de rodar la película pues, conociendo al productor, astuto hombre de negocios, sospechaban con fundamento que en tal caso les habría pedido una suma bastante más elevada.
El personaje de Lermontov, que interpreta Anton Walbrook, estaba según todos los indicios inspirado en Sergei Diaghilev. Sin embargo ambos directores aseguraban que la verdadera fuente de inspiración la buscaron en su mentor… Alexander Korda.
Parece que fue el actor Stewart Granger quien sugirió a Powell y Pressburger que tomasen en consideración a Moira Shearer como posible protagonista.
La película superó con creces el presupuesto previsto a pesar de lo cual (o quizá precisamente por ello) la productora tenía serias dudas sobre la recuperación de su inversión. Ni siquiera se molestaron en hacer una “gran premiere” para su estreno e incluso J. Arthur Rank abandonó la sala donde se proyectaba por primera vez sin haber terminado la proyección. Tampoco tenían mucha fe en el mercado americano. Pero cuando el boca a boca comenzó a funcionar y el público a acudir masivamente, se decidió estrenarla en Estados Unidos. No obstante ¡hombres de poca fe…! eligieron para ello una pequeña sala en el Off Broadway neoyorquino donde la película se mantuvo durante ciento diez semanas ininterrumpidas.
“Las zapatillas rojas” ocupa el noveno lugar entre las cien mejores películas británicas según la clasificación del British Film Institute y consiguió, en 1949, los siguientes premios:
Óscar al mejor diseño de producción, dirección artística y decorados para Hein Heckroth y Arthur Lawson.
Óscar a la mejor partitura original, para Brian Easdale.
Y otras tres candidaturas al mejor montaje (Reginald Mills), mejor guion (Emeric Pressburger) y mejor película.
Ganó el Globo de Oro a la mejor película y obtuvo una candidatura, también como mejor película, a los premios de la Academia del Cine Británico (BAFTA).
¡Gracias!
ResponderEliminarDe nada, Emilio.
ResponderEliminarA mí también me gusta muuuuuuucho.
Saludos.