Tabú. Una historia de los Mares del Sur (1931)

 


Título original: Tabu: A Story of the South Seas

País: Estados Unidos

Director: F.W. Murnau

Guion: F.W. Murnau, Robert J. Flaherty, Edgar G. Ulmer (Sin acreditar)

Música: Hugo Reisenfeld

Fotografía: Floyd Crosby (B&W)

Productora: Paramount Pictures, Murnau-Flaherty Productions

Intérpretes: Matahi, Anne Chevalier (como Reri), Bill Bambridge (como Jean), Hitu,  Ah Fong

Año de producción: 1931

Duración: 01:25:42

Género: Drama, Romance, Aventuras, Cine mudo


Sinopsis:

“Tabú” es la historia de Matahi (Matahi) y Reri (Anne Chevalier), dos jóvenes enamorados en una isla paradisíaca del sur del Pacífico, cuyos habitantes aún viven de acuerdo con sus tradiciones milenarias. Un día un barco llega a la isla y un notable de la tribu (Hitu) desembarca con la noticia de que la virgen Reri debe dejar su hogar para ser confinada en una isla lejana.

Ella es “tabú”, alguien que no puede ser deseado. Matahi y Reri escapan a otra isla que vive bajo la influencia del mundo civilizado. Matahi es un excelente pescador de perlas, pero aún así no consigue ganar lo suficiente para afrontar las deudas que acumula a causa de su extraordinaria generosidad. Al final, entre la deuda e Hitu, que acaba encontrándolos, la pareja queda al borde del abismo.

 

Versión: VO + Subtítulos españoles

Formato: .mp4

Calidad: BRRip

Tamaño: 1.63 GB

Tabú

 


Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha

Algunas curiosidades y “cotilleos” los dejo para el final, prefiero primero copiar textualmente la información contenida en los “extras” del DVD, algo extensa pero que me ha parecido interesante.

En 1930 F.W. Murnau había hecho tres películas en Estados Unidos y había quedado francamente desilusionado de los criterios de producción de Hollywood. Él siempre había querido dirigir disponiendo de los recursos que Hollywood le ofrecía, pero utilizándolos a su manera, de forma independiente. Buscando una vez más lograr este propósito, se asoció con el pionero documentalista Robert J. Flaherty, quien se había ganado la reputación de independiente respecto al enfoque comercial de la industria cinematográfica americana.

A pesar de ello es difícil imaginar dos cineastas cuyos respectivos trabajos y puntos de vista hayan sido tan dispares. El universo de Murnau gira en torno al ser humano condicionado por el tiempo, el mercado, la edad o el destino. Los documentales de Flaherty, como “Nanuk, el esquimal ”, hablan de gente que se adapta a su medio, gente que sobrevive con éxito al superar los obstáculos que el destino les depara.

Con estos antecedentes es fácil suponer que alguno de estos dos planteamientos acabaría prevaleciendo en “Tabú”, y aunque aparece firmada como Murnau-Flaherty Producciones, “Tabú” es una película de Murnau.

“Tabú” es la última gran película del cine mudo, acabada tres años después de la revolución sonora. Es también la culminación de la carrera de Murnau hecha con muchos de los ingredientes ya utilizados en otras de sus películas.

La historia es contada en clave de leyenda popular, como en el caso de “Nosferatu, una sinfonía de horror ”. Gira en torno a una pareja acosada por el destino, como las que podemos encontrar en sus películas desde Fausto”. Trata también del poder que tiene el dinero para trastocar una vida, como en “El último ” (Der letzte mann). Comparte con Amanecer” (Sunrise) el epicentro en el agua y la amenaza de ahogarse, así como el contraste entre un lugar idílico y la civilización. También una fiesta interrumpe el peso implacable del destino concediendo un respiro a los protagonistas, como en “El último”.

Sin embargo, a diferencia de sus otras películas, en “Tabú” no hay cambios repentinos, ni en los personajes, ni en su destino y tampoco hay giros inesperados que acaben dejándonos con una sonrisa. En lugar de esto el destino presiona cada vez más a los protagonistas y la película acaba dejándonos peor de lo que hubiéramos esperado. Y como si esta fatalidad hubiera contagiado su propia vida, poco antes del estreno, Murnau murió víctima de un accidente de coche.

La historia se cuenta con imágenes oníricas y realistas que le valieron a Floyd Crosby el Óscar a la mejor Fotografía, convirtiéndose en una referencia para futuros directores, entre los que se incluye Orson Welles (“It’s All True”). Los isleños aparecen de forma heroica, encuadrados en composiciones enfáticas contra cielos espectaculares repletos de nubes.


En la película no hay prisas: pasan veinte minutos antes de que sepamos cuál será la trama. Este dilatado lapso nos da tiempo para recrearnos con los protagonistas y su idílica forma de vida, en los paradisíacos escenarios de los mares del sur y en las imágenes que nos transportan al lugar remoto donde transcurre la película.

Y aunque la visión que nos proporciona “Tabú” sobre la vida en la isla no puede ser vista como rigurosamente científica, en su día se convirtió en un hito de la etnografía y en contraste con muchos documentales de la época, que simplemente acentuaban el exotismo de las culturas indígenas, “Tabú” retrata a los nativos con generosas dosis de respeto y aproximación artística.

Es significativo que “Tabú” se rodara muda tres años después de que las películas de Hollywood se hubieran convertido en sonoras. Se podría pensar que esta decisión fue tomada por la cantidad de problemas que suponía transportar los aparatosos y todavía no muy fiables sistemas de grabación hasta el remoto sur del Pacífico. Aún así hay quien prefiere opinar que fue muda porque Murnau lo quiso así. En 1931, en Estados Unidos sólo se estrenaron dos grandes películas mudas: Luces de la ciudad”, de Charles Chaplin y “Tabú”, de Murnau.

En 1940 Chaplin rodó su primera película hablada. Es difícil saber lo que hubiese tardado Murnau, teniendo en cuenta que era un acérrimo defensor del cine mudo.

La mayoría de las películas mudas, incluidas las de D.W. Griffith, están sobresaturadas de intertítulos que explican la escena o sirven de apoyo para suplir las carencias narrativas del mutismo. Por el contrario, Murnau, a medida que fue acumulando experiencia utilizó menos carteles para contar sus historias. “El último” y “Tabú” carecen casi por completo de intertítulos, explicándose a través de las imágenes, de los gestos o de las miradas.

En 1931 “Tabú” podría haber sido considerada caduca, pero también intemporal. Hoy su silencio y su belleza fotográfica ayudan a reforzar esta intemporalidad, dándole la universalidad que las películas modernas parece que sólo puedan lograr a través de la violencia.



Robert Joseph Flaherty

Robert Joseph Flaherty nació el 16 de febrero de 1884 en Iron Mountain, Michigan, (estados Unidos). Su padre era minero y durante varios años vivió en una comunidad aislada, sin ir al colegio, relacionándose tan sólo con los indios de la zona. Después de estudiar en Canadá sin mucho éxito, volvió a las minas con su padre. Su paso por el Instituto de Minas de Michigan le sirivió para conocer a su futura esposa, Frances. Al volver de nuevo a casa comenzó a trabajar para diversas minas, inspeccionando futuros emplazamientos y haciendo mapas.

Entre viaje y viaje, la Compañía de Ferrocarriles de Canadá, le ofreció llevar una expedición a la costa este de la Bahía de Hudson y allí comenzó a introducirse en la vida de los esquimales de la región. Tras tres expediciones, y ayudado económicamente por una compañía de pieles, decidió rodar la vida de este pueblo durante un año para hacer una película. Después del éxito de “Nanuk, el esquimal”, la Paramount le ofreció facilidades para viajar a cualquier parte del mundo y rodar otro éxito como el conseguido, pero su carácter independiente y su visión de la industria cinematográfica no le permitieron triunfar como se esperaba. A pesar de ello fue considerado un excelente documentalista, sobre todo el padre de un género en expansión. Murió el 23 de julio de 1951 en Brattleboro, Vermont (Estados Unidos).



Friedrich Wilhelm Murnau

Friedrich Wilhelm Murnau nació en Westfalia, Alemania, el 28 de diciembre de 1888. A los 24 años se licenció en filosofía, luego estudió historia del arte y música y se inició en el campo del arte con la compañía teatral de Max Reinhardt. Incorporado a filas durante la Primera Guerra Mundial, combatió como piloto. Al finalizar la guerra reanudó sus actividades teatrales en Suiza, donde filmó una película de propaganda por cuenta del gobierno alemán. Se afianzó en el oficio de director en el periodo de posguerra, de 1919 a 1922, año en que comienza a realizar obras de relieve. Llega a Hollywood en 1926 de la mano de unos grandes estudios, donde realizaría cuatro películas. Murió prematuramente (*) en accidente automovilístico en California, el 11 de marzo de 1931. De gran parte de su obra anterior a “Nosferatu, una sinfonía de horror ” no se conservan negativos ni copias.

Hasta aquí, como os indico, todo lo que se explica en los “extras” del DVD.

O sea, que no vayamos a liarla. Lo que viene a continuación lo he sacado de otras fuentes.

(*) En el momento del accidente, al volante del automóvil del propio Murnau estaba un joven filipino de catorce años, García Stevenson, sirviente del director, y respecto a las circunstancias del accidente algunas lenguas viperinas de Hollywood hicieron correr diversas explicaciones (para más información: “Hollywood Babilonia”, de Kenneth Anger, publicado por Tusquets, en la colección “Andanzas”)


Parece que el rodaje estuvo muy condicionado por el difícil carácter de Murnau. Los diferentes puntos de vista con Flaherty respecto a cómo debía desarrollarse la historia y el hecho de que Murnau, uno de los principales financieros del proyecto, dejase claro que las cosas debían hacerse a su manera, hicieron que Flaherty pronto abandonase la codirección del proyecto.

Conforme avanzaba el rodaje las relaciones de Murnau con las autoridades francesas de la isla y con el resto de los residentes se fueron deteriorando. Por no hablar de los nativos con los que Murnau se comportaba de un modo brusco y despótico; sus frecuentes explosiones de ira y la falta de amabilidad, a veces rayana en la grosería, al hacerles cualquier indicación, unido a que no pocos consideraban que la historia constituía un insulto a sus creencias, no contribuyeron precisamente a hacer del rodaje una fácil tarea.

Terminado el rodaje Murnau anunció su nuevo proyecto, “Taipi”, basado en la novela parcialmente basada en las propias experiencias de Herman Melville, que tenía intención de rodar en las islas al norte de Bora Bora. Sin embargo al regresar a Hollywood las cosas no resultaron tal como pensaba.

“Tabú” había sido rodado como un film mudo pero desde  El cantor de Jazz” ya habían pasado unos años y el cine sonoro estaba cada vez más en auge. Murnau, que había invertido en “Tabú” todo su dinero estaba ahora al borde de la bancarrota al no encontrar distribuidor dispuesto a hacerse cargo del estreno. Finalmente Paramount, después de ver lo rodado, accedió a distribuirla con la condición de que previamente les permitiese añadir una banda sonora musical compuesta y dirigida por Hugo Reisenfeld.

Tanto les gustó a los de la Paramount el resultado final que le ofrecieron un contrato para que durante diez años rodase anualmente una película ambientada en las islas. Para ello le facilitarían todo lo necesario para construir un pequeño estudio en Tahití poniendo a su disposición generosos recursos financieros. Pero…

El 11 de marzo de 1931, cuando se dirigía a Monterrey para ultimar la adaptación de “Taipi” con el escritor Gouverneur Morris IV, su coche sufrió el accidente que le costó la vida. Tabú se estrenó una semana después.

Murnau fue enterrado en el mausoleo familiar, en el cementerio de Stahnsdorf, cerca de Berlín, en una ceremonia a la que asistieron sólo once personas, entre ellas Robert Flaherty, Emil Jannings, Greta Garbo y Fritz Lang, que fue el encargado del discurso fúnebre.

En los años ’70, la cripta fue profanada y el ataúd de Murnau abierto. Pero los hechos acaecidos en julio de 2015 fueron mucho más graves. El mausoleo fue de nuevo profanado, sus restos esparcidos por el suelo y la calavera robada. (**) Sobre la lápida se encontraron restos de cera, lo que hizo suponer que se habrían encendido velas quizá con fines ceremoniales.

(**) (Roban la cabeza de Murnau…)

 


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