Yo amé a un asesino (1951)

Título original: He Ran All the Way

País: Estados Unidos

Director: John Berry

Guion: Dalton Trumbo, Hugo Butler, Guy Endore (Novela: Sam Ross)

Música: Franz Waxman

Fotografía: James Wong Howe (B&W)

Productora: Roberts Pictures Inc, United Artists

Intérpretes: John Garfield, Shelley Winters, Wallace Ford, Selena Royle, Robert Hyatt, Gladys George, Keith Hetherington, Norman Lloyd, Clancy Cooper, Vicki Raaf, Robert Karnes

Año de producción: 1951

Duración: 01:17:51

Género: Cine negro, Drama, Crimen

 


Sinopsis:

Nick Robey (John  Garfield), un delincuente de poca monta convive con su madre alcohólica (Gladys George). Poco menos que obligado, a causa de su débil voluntad, a cometer un atraco que sale mal, Nick mata a un policía y en su huida se refugia en una piscina municipal donde conoce a Peg (Shelley Winters), una chica a la que seduce y acompaña a casa de sus padres. Acorralado decide tomar a los miembros de la familia como rehenes y se vuelve cada vez más violento.

 

Versión: Dual + Subts. españoles integrados

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Calidad: BRRip

Tamaño: 5.34 GB (1.35 GB, 1.35 GB, 1.35 GB, 1.27 GB)


PARTE 1

 

PARTE 2


PARTE 3

 

PARTE 4


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Tamaño: 964 MB

 

Formato: .mp4

Calidad: BDRip

Tamaño: 1.48 GB

 

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha

 

“Yo amé a un asesino”, puro cine negro y violento, con un  guion espléndidamente escrito por Dalton Trumbo (aunque a causa de estar incluído en la “Lista Negra” aparece firmado por Guy Endore y Hugo Butler) y dirigido por John Berry, no deja mucha esperanza a la generación posterior a la guerra.

Último film de John Garfield antes de su prematura y trágica muerte en 1952.

Lo que sigue es la transcripción literal de algunas páginas (no todas, ni mucho menos) del folleto que acompaña al DVD. O sea que no hay nada del “rollo de mi cosecha” que os anunciaba unos renglones más arriba.

Es un poco largo, ya lo sé, pero me ha parecido interesante y me he ahorrado buscar las “curiosidades” por mi cuenta. Únicamente he suprimido algunos datos que dejan al descubierto pasajes fundamentales de la película.


YO AMÉ A UN ASESINO   

En 1950, el productor Bob Roberts y su asociado, el actor John Garfield, buscaban llevar a cabo, tras haber rodado juntos “Cuerpo y alma” (Body And Soul, Robert Rossen, 1947)) y  “El poder del mal” (Force of Evil, Abraham Polonsky, 1948), un nuevo proyecto políticamente comprometido con un papel a medida del talento y las convicciones de Garfield, "el actor del pueblo", el símbolo hollywoodense de la causa obrera y las clases sociales bajas. Roberts había obtenido una promesa de distribución de United Artists, de tradición liberal y de izquierdas, con la condición de que fuesen Roberts y Garfield quienes financiasen el proyecto. Garfield invirtió la mayoría de los 135.000 dólares que acababa de recibir de Warner Bros. por su participación en “Punto de ruptura” (The Breaking Point (Michael Curtiz, 1950). Así pues, sólo quedaba encontrar una buena historia. Finalmente, se decidieron por “He Ran All The Way” (1), la primera novela de éxito del escritor ruso de origen judío Sam Ross (2) (originalmente Samuel Rossen); la historia de un atraco fallido seguido de un secuestro. Una historia lo bastante comercial, abierta a la alegoría y con el suficiente ritmo como para interesar tanto al espectador medio como al sector más izquierdista.

Según la revista Boxoffice del 25 de enero de 1947, la historia ya había sido adquirida por Liberty Films, incluso antes de ser publicada como novela, con vistas a una versión cinematográfica adaptada y dirigida por el realizador George Stevens, que iba a ser distribuida por la RKO. Roberts compró los derechos por 50.000 dólares y el director John Berry se encargó de dirigirla. Participó también en el proyecto un equipo competente entre los que se contaban el director de fotografía James Wong Howe, el decorador Edward G. Boyle y el montador Francis Lyon, ya presentes en “Cuerpo y alma” y fieles seguidores de Roberts y Garfield; el compositor Franz Waxman, en su sexta colaboración con Garfield; el director artístico Harry Horner, futuro director de “Beware, my Lovely” (Harry Horner, 1952); y el supervisor de diálogos Arnold Laven, futuro director de “Without Warning!” (1952) y de “Investigación criminal” (Vice Squad, 1953).

 

John Berry, al que Garfield ya había solicitado para “Cuerpo y alma”, tenía la ventaja de trabajar por poco dinero (y, visto el presupuesto, era condición indispensable), y había demostrado una verdadera habilidad para dirigir películas de cine negro en  “Tensión” (Tension, 1949). Comunista convencido, Berry también tenía interés por el mensaje social susceptible a ser extraído de la novela de Ross; de hecho, según un artículo del Boxoffice del 14 de octubre de 1950, al principio incluso iba a encargarse de escribir la adaptación.

Finalmente, con los futuros componentes de la lista negra Guy Endore (3) y Hugo Butler haciendo de fachada, fue Dalton Trumbo, ya persona non grata en Hollywood, el encargado de la adaptación, mientras que Berry tuvo que contentarse con trabajar con un guion que, en la época, le gustaba bien poco: "Hugo Butler, francamente, me salvó de joder el guion de Dalton. Dalton escribió un guion. Entonces [el productor] Jack Moss vino conmigo y lo reescribimos, pensando haber solucionado el guion de Dalton. Pero lo que hicimos en realidad fue convertirlo en una especie de mierda romántica, a pesar de que le encontramos un final bastante extraordinario. Cuando regresamos, todo el mundo estaba descontento, así que se le pasó el guion a Hugo. Este odió nuestro guion, dijo que era una porquería y acudió de nuevo a Dalton para que lo arreglara, aunque fue Hugo el que apareció en los créditos."

El autor de “Johnny cogió su fusil” (Johnny Got His Gun, 1971), era desde 1947 uno de los Diez de Hollywood que se negaron a responder a la pregunta: "¿Es usted aún, o ha sido miembro del partido comunista?", puestos en la lista negra por la HUAC (Comisión de Actividades Anti‑americanas), condenado a una futura pena de prisión y obligado a trabajar anónimamente para alimentar a su familia. En “He Ran All the Way”, hallamos puntos en común con sus dos guiones precedentes, escritos bajo seudónimo, de El demonio de las armas” (Gun Crazy / Deadly is the Female, Joseph H.Lewis, 1949) y  “El merodeador” (The Prowler, Joseph Losey, 1951): la polarización del mundo en opresores y oprimidos a partir de las diferencias sociales de clase, la violencia como única escapatoria y la huida constante, como resaltó Daniel López Leboreiro en su ensayo “Cine negro y desobediencia civil: la improvisada trilogía noir de Dalton Trumbo tras su comparecencia ante el HUAC” (4).

Bajo la pluma de Trumbo, la historia de Sam Ross se convirtió en el relato de los últimos días de Nick Robey (John Garfield un delincuente de poca monta que convive con su madre alcohólica, Gladys George) Ocioso, es arrastrado a cometer un atraco por su amigo Al Molin (Norman Lloyd). cerebro pensante del dúo, El atraco sale mal y, presa del pánico, Nick mata a un policía antes de huir llevándose 10.000 dólares. Con su compañero herido y detenido, se refugia en una piscina municipal en la que conoce a Peg (Shelley Winters), una chica a la que seduce y acompaña a casa de sus padres. Acorralado, convencido de haber sido identificado por la policía, se denuncia a sí mismo ante la familia. Después, consciente de su error, decide tomarlos como rehenes para evitar que lo delaten. Al cabo de dos días, más seguro por no haber sido detenido, decide liberar a la familia, pero cuando descubre por los periódicos que su cómplice le ha delatado, cambia de opinión, se queda y se vuelve cada vez más violento. Esta violencia, que va in crescendo, está latente desde el principio de la película, sobre todo en la conversación entre Nick y su madre, cuando ella le dice "Si fueses un hombre, buscarías trabajo", a lo que él contesta `Si fueses un hombre, te pegaría." Ella replica: "Si vuelves a hablarme así, te mato." El Breen Office, el código de producción que determinaba los contenidos que eran aceptables en las películas producidas en los Estados Unidos, se opuso a la "brutalidad excesiva" mostrada por el personaje de Nick. Prohibía también escenas en las que se mostrase a un policía siendo asesinado por criminales. Así durante la escena de[ atraco, el policía, quedó herido en lugar de muerto, y varias de las escenas violentas de la película se modificaron.

 

 

Lo que Garfield, Roberts, Trumbo y Berry querían denunciar a través de la película y su crudeza, en ese periodo negro de post‑guerra, era el marasmo norteamericano, la incapacidad del gobierno capitalista por ofrecer un futuro a sus jóvenes. John Garfield, aunque un poco viejo para el papel, simbolizaba a esa generación con la que se acababa el sueño americano, La película se abre sobre Nick Robey, hablando en sueños y devuelto a la dura realidad por su madre. El hecho de presentar a Nick en un hogar monoparental no fue en realidad inocente. El padre ausente representaba a ese gobierno que había abandonado a su juventud. Quedaba únicamente la madre, alcohólica y estropeada, alegoría de un sistema que ya no funcionaba, que antes que ayudar a su hijo prefería verlo muerto. Este retoño, concebido antes de la guerra como esperanza de un futuro mejor, le devolvía una imagen demasiado cruda de la realidad y prefería cerrar los ojos y ahogar sus penas en el alcohol que aceptar su error o reconocer que había fracasado.

En una entrevista (5), John Berry precisó:

“Cuando rodé ‘He Ran All the Way’, las cosas habían cambiado mucho. La guerra quedaba lejos y empezábamos a ver que en lugar de ganar, en cierto modo la habíamos perdido. Habíamos luchado por la fraternidad y volvíamos a tener la mierda de antes, o peor. Era el principio de los grandes estragos del maccarthysmo y de todo lo que le siguió."

 

Nick era la primera víctima de esa guerra que le impedía emanciparse. A pesar de su apariencia de matón, seguía siendo un niño o, en cualquier caso, alguien a quien le robaron su juventud y que era incapaz de crecer. Al igual que Charley en “Cuerpo y alma”, era totalmente iletrado y por ello incapaz de encontrar un trabajo gratificante; se deja arrastrar, deja que piensen por él. Aquí y allá, el guion nos da destellos de esa puerilidad: cuando huye, se refugia en una piscina; cuando no se encuentra bien, se queja como un niño con fiebre; cuando Tommy, el niño, le golpea, casi se pelea con él; se pavonea con frases que no son suyas. No está seguro de sí mismo. Maltratado en su infancia, desconfía de todo. Incluso la religión, evocada por un instante como refugio, no le sirve de consuelo. Al evocar a la familia como lo más importante del mundo, el padre de Peg pone el dedo en la llaga, Representa la seguridad, lo que Nick ha buscado siempre. Al prolongar su estancia en casa de los Dobbs, espera encontrarla, encontrar una familia. Incluso llega al extremo de ofrecerles un banquete con un pavo, una especie de cena de navidad improvisada, simbólica de ese momento del año en el que la celebración reúne a las familias. Pero tiene la desconfianza demasiado enraizada, es demasiado profunda para que Nick logre hacerse querer. Sólo la chica, alelada por un trabajo subalterno que le deja poca esperanza de superación, se reconoce en él y juntos sueñan con un mundo mejor.

 

“He Ran All the Way” puede verse también como una alegoría de la caza de brujas y, particularmente, como fue en el caso de Trumbo, del aislamiento y del individualismo forzado al que se ve llevado aquel que ha sido traicionado por sus seres más cercanos, por la gente del mismo ideal político o de la misma clase social. Desde ese momento la historia toma un aire autobiográfico triste en lo que se refiere a Garfield y a Trumbo. Denunciados por sus colegas o colaboradores, no pudieron confiar en nadie. Del mismo modo Nick Robey fue delatado por su cómplice (sin duda para aligerar su pena). Como sucedería algunos años más tarde con “Horas desesperadas” (The Desperate Hours, 1955), dirigida por William Wyler y con Humphrey Bogart en el papel de secuestrador, el deseo frustrado de John Berry hubiese sido enfrentar a las clases más bajas de la población a la burguesía, para mostrar que la sociedad entera estaba contaminada, condicionada y podrida por el dinero: 

 

 

"Me gusta mucho “He Ran All the Way”, aunque la había imaginado diferente. El verdadero problema para mí era el enfrentamiento de ese golfillo fracasado, completamente perdido, con la familia burguesa a la que aterroriza tras instalarse con ella. Quería enfrentar a las dos fuerzas y oponerlas. Por un lado Garfield, perseguido por haber robado una pequeña cantidad de dinero, y por otro la familia que le quisiera denunciar porque había una recompensa en juego. Quería demostrar que la reacción de estos dos mundos estaba determinada por el dinero. Hugo Butler se las arregló para que mis ideas no quedasen del todo desvirtuadas. Al final, por ejemplo, Garfield baja las escaleras tras haber empujado a Shelley Winters a través de la puerta. El guion era totalmente diferente: Garfield intentaba violar a la chica y esta le clavaba un cuchillo en la espalda. Shelley adoraba ese final: la posibilidad de matar a Garfield clavándole un cuchillo por la espalda. Yo quise disuadiría, pero estaba realmente decidida a no rodar la escena de otra manera. ‘Me niego a bajar las escaleras, quiero subir­las.’ Si las subía significaba que la película la acababa ella. Si las bajaba, desembocaban en la calle y era Garfield quien se llevaba la gloría. ‘No temas’ le dije, ‘añadiré una escena en la que las subirás.’ ‘Estoy de acuerdo con subirlas, ¡pero no las pienso bajar!’ El día del rodaje de la escena tuvimos una gran discu­sión y ella abandonó el plató. Entonces la amenacé: ‘Si quieres vete. ¡Rodaré la escena como yo quiera con una doble a la que siempre filmaré de espaldas!’. Furiosa, cogió su coche y se fue a dar una vuelta. Después, sin decirme nada, volvió. Rodamos la escena y seguimos tan ami­gos”

 

(1) Publicada en 1947 por la editorial Farrar, Straus and Company de Nueva York. Reeditada en 1950 y 1955 por Lion Books Inc., Nueva York. Fue una de las primeras novelas negras traducidas en Francia, en 1948, bajo el título de “Jái descendu un flic!” (¡He matado a un poli!), por la editorial Jean Froissart, París. Se desconoce que haya sido traducida al castellano, pero si al catalán, por Edicions 62 en 1991, como “Va recorrer tot el camí”.

(2) Gracias a la venta de “He Ran All the Way”, Sam Ross (1911 ‑ 1998) pudo dedicarse de pleno a la escritura. Entre sus novelas más conocidas figuran “Someday, Boy” (1948), “The Sidewalks Are Free” (1950), “Port Unknown” (1951), “This, Too, Is Love” (1953), “You Belong to Me” (1955), “The Tight Corner” (1956) y “The Hustlers” (1956). Los críticos fueron unánimes al describir las historias de aventuras y crimen de Ross como no cerebrales pero, también, como escribió un crítico del Times sobre “The Fortune Machine” en 1970, "entretenidas y poco pretenciosas." Esa reputación le llevó a ser invitado a escribir para la serie de investigaciones policíacas “Naked City” (La ciudad desnuda) en el nuevo medio televisivo a mitad de los años 50 (serie que causó en la España del momento todo un escándalo por su "sordidez") Más adelante escribió episodios para series como “Ben Casey”, “The Legend of Jesse James”, “Rawhide” (Cuero crudo/Látigo), “Adventures in Paradise”, “The FBI” (El F.B.I.) “The Fugitive” (El fugitivo) y “The Six Million Dollar Man” (El hombre de los seis millones de dólares), entre otras. Otra de sus novelas, “Ready for the Tiger”, fue convertida en película en Francia, bajo el título de “Le grand frère” (1982), por Francis Girod y con Gérard Depardieu.

(3) Ignoramos si Guy Endore (1900 ‑ 1970) participó de algún modo en la escritura del guion con Trumbo. Fue en cualquier caso un extraño testaferro, puesto que era tanto o más de izquierdas y activista que Trumbo. Miembro del partido comunista en Hollywood e investigado por la HUAC durante la caza de infiltrados comunistas en la industria del cine, él, sin embargo, jamás fue llamado a testificar ante un comité y no pasó ningún tiempo en prisión. En la actualidad es conocido sobre todo por su novela “El hombre lobo de Paris” (The Werewolf of Paris), que ocupa una posición significativa en la literatura fantástica. A lo largo de su carrera, Endore se mostró fascinado con el hipnotismo y la incapacidad de los personajes por controlar sus propias acciones, centrando sus historias en afecciones sobrenaturales como la licantropía y la hipnosis, Encontramos este gusto en sus guiones para la MGM, “La marca del vampiro” (Mark of the Vampire, Tod Browning, 1935), “Las manos de Orlac” (Mad Love, Karl Freund, 1935) y  “Muñecos infernales” (The Devil, Tod Browning 1936). Su novela “Methinks the Lady…” (1946) sirvió de base para el guion de Ben Hecht de “Whirlpool” (Vorágine, 1949).

 (4) En “Listas negras en Hollywood. Radiografia de una persecución”, editado por Antonio Castro, marzo 2009 en Madrid.

(5) En “Amis américains, entretiens avec les grands auteurs d'Hollywood” de Bertrand Tavernier. Institut Lumiére Actes Sud, 1993, 2008, Aries (Francia).

 



 

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