Amoríos (1933)

  
Título original: Liebelei

País: Alemania

Director: Max Ophüls

Guion: Max Ophüls, Curt Alexander, Felix Salten, Hans Wilhelm (Obra: Arthur Schnitzler)

Música: Theo Mackeben

Fotografía: Franz Planer (B&W)

Productora: Elite-Tonfilm-Produktion GmbH

Intérpretes: Magda Schneider, Paul Hörbiger, Luise Ulrich, Gustaf Gründgens, Olga Tschechowa, Carl Esmond, Wolfgang Liebeneiner, Willy Eischberger

Año de producción: 1933

Duración: 01:21:34

Género: Drama. Romance | Siglo XIX. Drama romántico. Melodrama  

 


Sinopsis:

Viena. Principios del siglo XX.

El Teniente de Caballería Fritz Lobheimer (Wolfgang Liebeneiner) está a punto de poner término a su relación con la Baronesa Von Eggersdorff (Olga Tschechowa) cuando, a través de su amigo, el Teniente Primero Theo Kaiser (Willy Eischberger), conoce a la joven Christine (Magda Schneider), la hija de Hans Weyring (Paul Hörbiger) un violinista de la Ópera.

Fritz y Christine se enamoran y pronto comienzan a hacer planes para un futuro en común. Pero el pasado de Fritz amenaza con destruir la felicidad de la pareja.

El Barón Von Eggersdorff (Gustaf Gründgens), descubre pruebas de la relación adúltera de su esposa y exige una reparación.

 

Versión: VO + subts.

Formato: .avi

Calidad: DVDrip

Tamaño: 1.11GB

 

 Amoríos

 

NOTA

 Dentro de la carpeta se incluyen también los subtítulos españoles en formatos “.srt” y “.ssa”

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha

Liebelei”, (Amoríos), es una obra teatral en tres actos escrita por Arthur Schnitzler en 1894, se estrenó en el Burgtheater de Viena en octubre de 1895.

De la obra se han hecho varias versiones cinematográficas. De la primera, danesa, codirigida en 1914 por August Blom y Holger-Madsen, apenas se conservan, y en muy mal estado, unos quince minutos de imágenes inconexas casi todas correspondientes a la secuencia del duelo. Parece que el propio Schnitzler quiso que se rodase sin diálogos y que la historia fuese contada en forma de pantomima pero los productores daneses rechazaron la sugerencia. De todos modos tampoco se conserva ninguno de los intertítulos.

La segunda adaptación, también muda, fue dirigida  en 1927 por Jacob Fleck y Luise Fleck (*); la tercera es esta de Max Ophüls y hubo una cuarta, dirigida por Pierre Gaspard-Huit en 1958.

 


(*) Jacob Fleck, director, guionista y productor cinematográfico austriaco, casado con Luise Fleck también directora de cine. Juntos codirigieron todas sus películas.

En 1910, junto con Anton Kolm,  por entonces casado con  Luise, y con Claudius Veltée, hermano de esta, fundaron su propia productora en Viena. Tras la muerte de Anton Kolm en 1922, Jacob y Luise, se trasladaron a Berlín donde contrajeron matrimonio en 1923 continuando con su actividad profesional hasta que, con el ascenso al poder de Hitler en marzo de 1933, se trasladaron de nuevo a Austria pues Jacob era judío.

Hasta 1938 continuaron trabajando sin problemas pero, tras la anexión de Austria ese mismo año todos los judíos fueron excluidos de la industria cinematográfica y Jacob se vio obligado a trabajar durante un tiempo como retocador fotográfico hasta que fue internado primero en el campo de concentración de Buchenwald y posteriormente en Dachau durante un periodo de 16 meses. Tras su puesta en libertad el matrimonio emigró a China donde, en colaboración con el director chino Fei Mu realizaron la única coproducción china antes de la fundación de la República Popular China.

En 1947, regresaron de nuevo a Austria con intención de reanudar sus actividades, proyecto que, sin embargo, nunca llegaron a ver puesto en pie.

Jacob falleció en 1953, tres años después que su esposa.

 


La cuarta versión, dirigida en 1958 por Pierre Gaspard-Huit, "Christine", trató de aprovechar el enorme tirón popular de Romy Schneider, tras sus reciente éxito con la trilogía de Sissi (Sissi, Sissi Emperatriz y El destino de Sissi) repitiendo el papel que previamente había dado fama a su madre; fue la segunda película interpretada por Alain Delon, un actor apenas conocido por aquella época pero que rápidamente alcanzó popularidad, en parte debido a su larga relación con Romy Schneider pero también indudablemente a una carrera jalonada de éxitos a las órdenes de grandes directores:

A pleno sol, René Clément, 1960

Rocco y sus hermanos, Luchino Visconti, 1960

El eclipse, Michelangelo Antonioni, 1962

El Diablo y los diez mandamientos, Julien Duvivier, 1962

El Gatopardo, de nuevo Visconti, 1963

…y tantas otras.

 


El trabajo de Ophüls, muy superior al de Pierre Gaspard-Huit, nos muestra sin asomo de duda la diferencia de clase de los dos enamorados: el gallardo oficial en su mundo aristocrático y la joven de clase trabajadora; la escena en la ópera, con los baratos asientos de “gallinero” es por sí misma reveladora: para el joven oficial la chica es únicamente un “liebelei”, un amorío.

 


 

Y ahora algunas críticas

 

Cierto, un gran film, pero echad un vistazo también al libro…

Este es verdaderamente un film excelente y sus valores no dejan traslucir en absoluto la fecha de su estreno.

Si os parece tomaros un tiempo para leer la obra teatral escrita por Arthur Schnitzler. Descubriréis que es uno de los mejores ejemplos de cómo debe cambiarse una historia para adaptarla dramáticamente.

En la obra de teatro los dos protagonistas masculinos no son oficiales de caballería sino miembros de la burguesía “fin de siècle” que han alcanzado una posición como reservistas militares con grado de oficiales que realizan maniobras sólo tres o cuatro veces al año. La historia de amor que se muestra en la película no es exactamente así como se plantea en la obra teatral, ni tampoco conocemos siquiera el nombre de la dama con la que Fritz tiene una aventura amorosa.

Ved la película, pero leed también la obra.

(a_morti, el 24 de mayo de 2004, en IMDb)

 

¿Es un film o es pura poesía?

Para calificar algunas películas no hay suficientes superlativos; esta obra de arte soberbia, tranquila, poética, es una de ellas. Se trata de un film que no está hecho sólo para verlo y sentirlo, sino para disfrutarlo con todos los sentidos.

Sin ponerse sentimental en ningún momento cuenta una conmovedora historia de amor en la que subyace algo más profundo (que por supuesto ya está en la obra de Schnitzler). Vemos una Viena ceremoniosa y artificial con rígidas reglas sociales pero lo que en realidad se nos narra es un asunto universal y atemporal: el honor (masculino) mal entendido.

Este “honor mal entendido” se nos muestra a través de varios personajes masculinos, el más perverso de los cuales es el representado (de modo absolutamente brillante) por el actor Gustaf Gründgens: nunca nadie ha sido capaz, como Gründgens,  de concentrar en el acto de fumar toda la ira y el odio que siente su personaje. Y esto es sólo un ejemplo de la idea de Ophüls de dejar que la imagen se exprese por sí misma; el significado de una escena no se expresa únicamente con los diálogos, sino también con los movimientos de cámara, la iluminación, el montaje, los decorados…

El film es magnífico en todos los niveles, pero no es este el lugar adecuado para ese análisis (y además hay personas mucho más capacitadas que yo para hacerlo). Quiero referirme únicamente a la secuencia final (que comienza con la Quinta de Beethoven): observemos cómo Ophüls colocando perfectamente a Luise Ulrich, Carl Esmond y Paul Hörbiger frente a Magda Schneider, consigue transmitirnos la imagen perfecta de la desolación emocional: la fiesta ha terminado…

La escena culmina con un largo primerísimo plano de Magda Schneider dándose cuenta de la situación y tratando de aceptar lo sucedido. Hay que tener un corazón de piedra para sujetar las lágrimas y no sentir un nudo en la garganta viendo esta escena. Esta escena fue su gran momento triunfal y  nunca en toda su carrera estuvo tan extraordinaria.

“Liebelei” se estrenó después del ascenso al poder del partido Nazi: fue prohibida pero poco después -a petición popular- fue autorizada su exhibición tras haber hecho desaparecer de los créditos los nombres de todos los judíos que de un modo u otro habían participado en la producción. Sorprende saber que en 1945 el film también fue prohibido por los Aliados.

(J. Steed, el 1 de marzo de 1999, en IMDb)



Lo que sigue son algunos párrafos de un artículo de Jesús Cortés, habitual colaborador de la revista de cine y cultura “El Unicornio”, publicado en “Senses of Cinema” (publicación australiana trimestral “on line”)

Lo primero que llama la atención de “Amoríos”, de Max Ophüls, es su simplicidad.

Basada en un relato de Arthur Schnitzler fue el cuarto trabajo de Ophüls y lo terminó apenas dos años después de su debut cinematográfico –Dann Schon Lieber Lebertran (Prefiero el aceite de hígado de bacalao)- un corto realizado en 1931.

Lo que  sorprende de los primeros trabajos de Ophüls es su refinamiento. Sus films no se apoyan en metáforas visuales,  ni en la “significativa” utilización del montaje, para conseguir que las imágenes nos muestren lo que los actores no expresan verbalmente, o lo que el espectador no sería capaz de comprender sin ayuda. La sensación que transmiten estos primeros films es directa.

El primer hito de Ophüls y su tercera película, es una obra maestra poco conocida “Die verkaufte braut” (La novia vendida, 1932), una opereta musical aún mejor que los celebrados trabajos de Lubitsch con Jeanette MacDonald y (generalmente) Maurice Chevalier. Sus cualidades expresivas hacen pensar que Ophüls debió de haber tenido una larga y consolidada carrera en la era del cine mudo.

En los primeros años de la década de 1950, Ophüls estaba trabajando en Francia y despertó el interés de muchos críticos jóvenes, lo que trajo consigo el redescubrimiento y la reconsideración de sus primeros films. Esta situación, paradójicamente, dañó el tardío reconocimiento y el prestigio de “Liebelei”. “Une histoire d’amour”, la versión francesa que Ophüls rodó a continuación (**), una versión menor de su obra con un controvertido montaje, fue la que consiguió más fama.

(**) Tras el ascenso al poder del nazismo Ophüls se trasladó con su familia a París. Allí rodó inmediatamente una nueva versión de su propia película a la que cambió el título (“Une histoire d’amour”) y algunos de los protagonistas (Abel Tarride, Simone Héliard y George Rigaud reemplazaron respectivamente a Paul Horbiger, Luise Ullrich y Carl Esmond, en los papeles de Hans Weyring, Mizzi Schlager y  el Teniente Primero Theo Kaiser.

En 1933 Ophüls era un “amateur” en el más extenso sentido de la palabra (posteriormente buscó un estilo propio, quizá más complejo pero no cualitativamente mejor). Aunque la escena inicial de “Liebelei”, si hubiese pertenecido a alguno de sus films de los ’50 muestra una clara similitud con  “Senso”, de Visconti,  los movimientos laterales de cámara en este temprano trabajo no buscan crear una atmósfera ni tampoco encontramos en el film esas largas secuencias por las que más tarde se hizo famoso. Alcanzó su inconfundible personalidad a través de un proceso de evolución similar al de Alfred Hitchcock o Fritz Lang, no tras una búsqueda consciente.

Como explica Jacques Lourcelles, con  “Liebelei”, a principios de su carrera, consigue un clasicismo perfecto, muy lejos de sus posteriores y más barrocos logros.

“Liebelei” contiene muchos de los elementos que Ophüls desarrolló en films posteriors sin que por ello debamos pensar que se trata de un “boceto”. En realidad solo unos pocos de los realizadores jóvenes que habían trabajado en el cine mudo alcanzaron un nivel similar en este periodo.

[…]

La penúltima escena del film, tan cruel y terrible, contiene uno de los primeros planos más bellos de la historia del cine. Pero además hay otros dos momentos aún más asombrosos: el lento primer plano en  el que el padre de Christine recuerda a su hermana, y la suave transición entre dos bailes: en el primero se muestra a Fritz bailando con Christine y acto seguido, al día siguiente, bailando con la Baronesa.

Para Max Ophüls todo se reduce a un círculo vicioso, como queda patente en “La ronda” y en “Lola Montes”, sus obras barrocas par excellence.

 

Podéis seguir este enlace si queréis leer el artículo completo:

 Senses of Cinema "Liebelei", by Jesús Cortés.

 

Comentarios

  1. Muchas gracias por esta estupenda pelicula,saludos

    ResponderEliminar
  2. Y encantado de volver a seguirte compañero,saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Lily, también yo tenía ganas de reincorporarme al grupo, no ha podido ser antes pero procuraré recuperar el tiempo perdido.

      Nos vemos.

      Buen fin de semana y un saludo cordial.

      Eliminar

Publicar un comentario