Las amistades particulares (1964)


 

Título original: Les amitiés particulières

País: Francia

Director: Jean Delannoy

Guion: Jean Aurenche, Pierre Bost. Novela: Roger Peyrefitte

Intérpretes: Francis Lacambrade, Didier Haudepin, François Leccia, Dominique Maurin, Louis Seigner, Michel Bouquet, Lucien Nat

Música: Jean Prodomidès

Fotografía: Christian Matras

Productora: Lux Compagnie Cinématographique de France, Progéfi

Año de producción: 1964

Duración: 01:36:32

Género: Drama | Años 30. Colegios & Universidad. Homosexualidad

 


Sinopsis:

 

Georges de Sarre (Francis Lacombrade), un adolescente de dieciséis años acaba de ingresar en un colegio religioso donde conoce a Alexandre Motier (Didier Haudepin), un alumno más joven que él.

 

Versión: VO + subts. españoles integrados

Formato: .mkv

Calidad: DVDrip

Resolución: 720x404

Tamaño: 1.61 GB

 

Las amistades particulares

 

 



 

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y (no siempre) un poco de rollo de mi cosecha

  

Las amistades particulares”, publicada en 1944, consagró inmediatamente al autor al conseguir el premio Ranaudot. A pesar de sus innegables valores literarios el libro suscitó un gran escándalo pues, si bien la sexualidad está tratada con exquisita discreción, aborda el tema de las relaciones amorosas entre los internos de un colegio de religiosos describiendo la relación entre dos adolescentes de doce y catorce años.

 

Veinte años después de la publicación del libro, Jean Delannoy dirigió su adaptación cinematográfica que, aun careciendo de la profundidad de la novela, se presentó con muy buena acogida en el Festival de Venecia destacando las interpretaciónes de los consagrados Michel Bouquet y Louis Seigner así como la del joven protagonista Didier Haudepin, que por entonces contaba con la misma edad que su personaje (doce años); no es el caso del otro protagonista, Francis Lacombrade, cuya interpretación resulta algo más artificiosa y envarada quizá porque el actor, que tenía veintidós años, representa un personaje de 16, dos años mayor que en la novela.

 


La  película se rodó en la abadía de Royaumont, la catedral de Senlis, y en los estudios de Sant-Mauricie. El rodaje duró solamente seis semanas. A pesar de las precauciones tomadas en el guion y la consulta con la comisión de censura previa del cine francés, por presiones de la iglesia católica la película fue prohibida para menores de 18 años.

 

En la primavera de 1964, el artículo que François Mauriac publicó en “Le Figaro littéraire” manifestándose escandalizado por el rodaje de la película, (*) tuvo una rápida y contundente respuesta por parte de Roger Peyrefitte en una carta abierta en la que reveló a toda Francia la oculta homosexualidad de François Mauriac. (**).

 

(*) “(…) he visto en televisión una cosa horrible (…) un reportaje sobre el rodaje de esta película en la Abadía de Royaumont (…) Nunca pensé que un espectáculo pudiera causarme tanta tristeza, tanto asco, casi desesperación.

 

¿Cómo –me pregunto- puede haber padres que permitan que un director caiga tan bajo? (…) Pero lo que nunca hubiera creído posible fue lo que siguió a continuación: el propio autor apareció en la pequeña pantalla, no para mostrarse culpable, sino, al contrario, para advertirnos de sus intenciones edificantes. No sueña con otra cosa, este buen apóstol, que en venir en ayuda de los educadores, en primer lugar de los jesuitas, supongo. (…) El autor de “Las amistades particulares” nos declara que espera que la película ayude a los escolares a poner en orden sus sentimientos.

 

Honesto Tartufo de Molière, inofensivo Tartufo cuya impostura enorme no podría engañar más que al imbécil Orgon o al idiota Pernelle (…)

 


Y continúa Mauriac: (…)La interpretación exige que niños de doce años sean deliberadamente sumergidos en este caldo de cultivo del cual su alma no saldrá indemne. (…) Comprendo que los intereses del arte y de la moral son difíciles de reconciliar en una empresa que se dirige a millones de espectadores de toda condición, de todas las religiones y de todas las edades. (…) A estos niños que nos mostráis en la pantalla, sirviendo la mesa, o comulgando ¿en qué historia osáis mezclarlos? ¿Por qué os aprovecháis de esta inmensa publicidad?

 

Porque no son otros los intereses que os mueven: estos niños producen beneficios.

 

El 7 de mayo el director, Jean Delannoy, publicó en “Le Figaro Littéraire” su respuesta a François Mauriac: Me sorprende que un hombre de su cultura sea capaz de juzgar una película por un reportaje de televisión. (…) Puedo asegurarle que “Las amistades particulares” no será un film escandaloso ni un film antirreligioso (…) me permito citarle las conclusiones de la comisión de censura tras la lectura del guion:La comisión de control de películas cinematográficas rinde homenaje a los autores que han sabido tratar, con tanta delicadeza como tacto, un  tema que parecía sembrado de obstáculos.”.Y en consecuencia no han considerado la posibilidad de prohibirla para menores si la película, una vez realizada, expresa exactamente el espíritu del guion.

 

(**)«Lettre ouverte à M. François Mauriac, prix Nobel, membre de l'Académie Française», publicada en el número 961 del semanario Arts.

 

Roger Peyrefitte, que nunca ocultó sus preferencias sexuales arremete en esta carta abierta contra la hipocresía, acusando, entre otros, a Mauriac de oportunismo, de maldad y de ser, en el sentido peyorativo de ambos términos, un moralizador y un moralista.

 

Condena específicamente en reiteradas ocasiones lo que llama las “tartuferías” de Mauriac, a quien describe como un homosexual reprimido que, a despecho de esta condición, fustiga  una película que muestra el desarrollo de estas “amistades particulares” entre los alumnos de un colegio religioso.

 

¿Quién es usted, mi querido maestro? Un escritor al que admiramos, pero un hombre al que no podemos soportar (…) moralizador, no tanto por defender la moral como para castigarse, a expensas del prójimo, por su tendencia irresistible a la inmoralidad. (…)

 

En el mismo artículo Peyrefitte denuncia la hipocresía de las críticas formuladas por Mauriac sobre Jean Cocteau tras la muerte de éste, asegurando que ambos habían sido amantes en la juventud:

 

(…) ese poeta, ese príncipe, fue todo lo contrario que un hipócrita, y por eso le odia usted, aunque no le odió en su juventud. ¿Dónde están esas cartas de amor que usted le escribió y que vendió Maurice Sachs después de habérselas robado? (…) Comete usted la ignominia de renegar del hombre a quien usted escribió esas cartas, de vilipendiarlo a la menor ocasión, como para abolir y absolver su propio pasado -¡y si no fuera más que el pasado! (…) Ha pisoteado usted su cadáver, aún caliente, en ese periódico en el que se insulta a sí mismo. (…) Jamás envenenador público cumplió mejor su oficio. No contento con prohibir a los demás tratar esos temas les prohíbe también pronunciar las palabras religión y moral (…)

 

He hablado de esas cartas dirigidas a Cocteau y conservadas celosamente en buenas manos. Pero podría publicarse en fac simile esa, bastante reciente, que escribió usted a uno de sus más comprometedores colaboradores, tras una de sus enfermedades: “Los latidos de su joven corazón me ayudan a recuperar el gusto por esta vida que creía ya perdida. Algún día comprenderá usted que no soy más que un pobre hombre”. No somos nosotros los que le obligamos a decirlo, mi querido maestro, ese pobre hombre es un Tartufo superlativo. (…) ¡Azuza usted contra nosotros al escuadrón de los bien pensantes y nos amenaza con el Infierno! ¿Y todavía cree usted en el Infierno, querido maestro, después de ese gracioso telegrama que desde el más allá le ha enviado André Gide?: “El infierno no existe, puedes entregarte a la disipación.

 

 

La carta abierta trajo cola…

 

Las reacciones del mundo literario fueron tibias aunque, en general, favorables a Mauriac cuyos partidarios no dudaron en resaltar la malevolencia de Peyrefitte.

 

Entre los biógrafos de Mauriac, Jean Lacouture, uno de los primeros, jamás hizo referencia a la posible homosexualidad de François Mauriac; en cambio Jean-Luc Barré se muestra mucho más explícito, aludiendo a su amor por el diplomático y novelista heterosexual Bernard Barbey (también Jefe del Estado Mayor durante la Segunda Guerra Mundial) y a la larga amistad que unió a Mauriac con Daniel Guérin (escritor revolucionario, activista de la liberación homosexual, teórico del comunismo libertario, historiador y crítico de arte) bisexual y padre de familia como el propio Mauriac, con quien a lo largo de su vida mantuvo numerosa correspondencia en la que ambos cambiaban impresiones sobre todo tipo de temas entre otros su compleja y atormentada vida íntima.

 

Años más tarde Jean Mauriac, hijo de François Mauriac, aseguró que no creía que su padre hubiese mantenido relaciones homosexuales, aunque no descartaba que pudiera tener una cierta sensibilidad homosexual. “Mi padre, en  realidad, detestaba el contacto físico. Por eso es por lo que me sorprende escuchar que habría tenido relaciones amorosas con hombres.

 

Roger Peyrefitte fue uno de los escritores franceses más controvertidos de la segunda mitad del siglo XX.

 

Estudió en diferentes colegios religiosos (jesuitas y lazaristas) y luego en la Facultad de Letras de Toulouse. Finalmente entró en la Escuela Libre de Ciencias Políticas, de donde salió como el mejor de su clase en 1930. Entre 1932 y 1938 fue secretario de embajada en Atenas. De regreso en París, en octubre de 1940 renunció a su carrera diplomática por razones personales, (de acuerdo con sus escritos por la sospecha de haber pervertido a un adolescente). Se reintegró al servicio diplomático en mayo de 1943 pero finalmente en 1945 fue obligado a abandonar definitivamente la carrera diplomática comenzando ese mismo año su actividad como escritor e historiador.

 

Durante el rodaje de “Las amistades particulares” Roger Peyrefitte (a la sazón con cincuenta y siete años) se enamoró perdidamente de Alain-Philippe Malagnac de Argens de Villele, uno de los figurantes de tan solo doce años, a quien prohijó.

 

 La relación que los unió duró muchos años y fue el germen de otros dos relatos del escritor: “Nuestro amor” y “El niño del corazón”. Años después, para financiar diversos proyectos económicos de Malagnac, Roger Peyrefitte vendió todas sus colecciones de monedas, libros raros y esculturas eróticas antiguas y poco después Malagnac se casó con la cantante y modelo, musa de Salvador Dalí, Amanda Lear. El matrimonio duró hasta la muerte de Alain-Philippe, fallecido trágicamente en el incendio de su casa de campo pocas semanas después del fallecimiento de Roger Peyrefitte a finales del año 2000.

 


 





 


 

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