Orfeo (1950)
Ficha Técnica:
Título original: Orphée (The Criterion Collection)
Año: 1950
País: Francia
Género: Drama, Fantástico
Dirección: Jean Cocteau
Fotografía: Nicolas Hayer (B&W)
Música: Georges Auric
Guion: Jean Cocteau
Productora: Films du Palais Royal, Andre Paulve Film
Duración: 96 minutos
Reparto: Jean Marais como Orphée, François Périer como Heurtebise, María Casares como la princesa – La Muerte, Marie Déa como Eurídice, Henri Crémieux como L’Éditeur, Juliette Gréco como Aglaonice, Roger Blin como el poeta, Édouard Dermit como Jacques Cégeste, René Worms como Juez
Sinopsis:
Orfeo es un poeta obsesionado con la Muerte (la Princesa) de la cual se enamora. Un día los esbirros de la Muerte matan a Eurídice, la esposa de Orfeo, y éste decide seguirla hasta el Inframundo para rescatarla. (FILMAFFINITY)
Idioma: Francés con subs en inglés y español (srt)
Formato: AVI (BRRip 720p)
Tamaño: 1’43 GB
Breve comentario
by yo
Figura mítica, artista polivalente tanto a nivel literario y teatral, como pictórico o cinematográfico, Jean Cocteau fue un auténtico genio, un personaje irrepetible que a todos nos encandiló con sus maravillosas propuestas artísticas. Atraído por el cine de vanguardia, un vizconde le financia su primera película, “La sangre de un poeta” (‘Le sang d’un poète’, 1930), que junto a “Orfeo” (‘Orphée’, 1950) y “El testamento de Orfeo” (‘Le testament d’Orphée, ou ne me demandez pas pourquoi!’, 1960) componen una trilogía temática que navega alrededor del mito de Orfeo. Siguiendo el camino de la surrealista e iniciadora “La sangre de un poeta”, Cocteau prosigue con el camino trazado por la cinta antes mencionada, es decir con la búsqueda que hace el artista, el creador, una búsqueda que no siempre está clara, y que en el filme que nos ocupa lo llevará ante la mismísima muerte. El literato y cineasta francés escoge para enmarcar su relato al mito griego por demás conocido, el mito del héroe helénico del título, a quien los dioses arrebatan a su esposa Eurídice, pero como en toda adaptación cinematográfica de una obra proveniente de otra disciplina artística, la historia es respetada hasta cierto punto, pero luego el director plasma y refleja sus propios sentires, modificando la historia original en función de lo que quiere transmitir.
El mencionado mito griego ya tiene un gran interés por sí sólo, pero Cocteau lo lleva a su terreno, consiguiendo resultados inimaginables. El director de la maravillosa versión de ‘La bella y la bestia’ (‘La belle et la bête’, 1946) compone una historia de amor inusitadamente extraña, original y atrayente, adopta necesariamente su propia visión del mito griego desde el sufrimiento de los diferentes estadios por los que ha de pasar Orfeo (Jean Marais), mostrándonos el tortuoso sendero a través del cual ha de enfrentarse a las diferentes contrariedades que le llevarán a descender hasta el hades. Contrariamente al surrealismo del primer Buñuel, cargado de imágenes agresivas como ojos cortados con un cuchillo, el de Cocteau se basa en un aire naíf que lo hace irresistiblemente encantador, un arma de doble filo hábilmente utilizada por el director, pues en esta atmósfera de ensueño casi infantil el sustrato trágico de la historia adquiere, justamente por contraposición, una mayor contundencia, la sencillez de los trucajes (por ejemplo, pasar la imagen al revés para ver cómo un muerto "mágicamente" se endereza), contribuye decisivamente a la creación de dicho encanto. Cabe destacar el buen trabajo de Jean Marais y, sobre todo, de Maria Casarès, quien, en la tradición de la Garbo, parte del hieratismo para comunicarnos la convulsa profundidad de su personaje, la princesa Muerte.
La puesta en escena de Cocteau alcanza momentos sublimes, sobre todo a la hora de diferenciar ambos mundos, de abierto carácter onírico, sus sugerentes movimientos de cámara, sus trucos con el agua y el espejo, nos enseñan a modo de sueño todo lo irreal del inframundo, retratado éste a través de las ruinas bombardeadas de una academia militar, escenario idóneo para el tono de la historia. Además de los mencionados Jean Marais y María Casares, destaca en el reparto François Périer, como la mano derecha de “La princesa”, que ayuda a Orfeo a sumergirse en el lugar en el que su mujer Eurídice ahora habita, actores al servicio de la mano del poeta Cocteau, esculpiendo sueños más allá de las fronteras. Una obra maestra para paladear exquisitamente y dejarse llevar por la innegable fuerza de las imágenes que Cocteau construía, haciendo confluir literatura y cine en una comunión íntima, procedente de sus propios sueños.
Breve explicación sobre cómo descargar el archivo:
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