El doblón Brasher (1947)
Ficha Técnica:
Título original: The Brasher Doubloon
Año: 1947
País: Estados Unidos
Género: Drama. Cine negro
Dirección: John Brahm
Fotografía: Lloyd Ahern (B&W)
Música: David Buttolph
Guion: Dorothy Bennett (Novela: Raymond Chandler)
Productora: 20th Century Fox
Duración: 72 minutos
Reparto: George Montgomery (Philip Marlowe), Nancy Guild (Merle Davis), Conrad Janis (Leslie Murdock), Roy Roberts (el teniente Breeze), Fritz Kortner (Rudolph Vannier), Florence Bates (Elizabeth Murdock), Marvin Miller (Vince Blair). No acreditados: Robert Adler (el sargento Spangler), Jack Conrad (George Anson), Al Eben (el empleado de la consigna), Ben Erway (Shaw), Edward Gargan (el camionero), Reed Hadley (el Dr. Moss), Alfred Linder (Eddie Prue), George Magrill (el policía), Paul Maxey (el forense), Jack Overman (el administrador del apartamento), Joe Palma (el empleado), Ray Spiker (Figaro), Houseley Stevenson (Elisha Morningstar), Jack Stoney (Mike)
Sinopsis:
John Brahm dirige la adaptación de la novela "The High Window", de Raymond Chandler, con el detective Philip Marlowe en busca de una valiosa moneda que ha sido robada de la colección de una acaudalada mujer, durante su pesquisa, algunos involucrados encuentran la muerte en manos de una organización delictiva que también ansía hallar la preciada moneda (FILMIN).
Idioma: Inglés con subs en español (srt)
Formato: MKV (DVDRip)
Tamaño: 1’5 GB
Breve comentario
by yo
Dentro de todo el ciclo de adaptaciones cinematográficas del detective Philip Marlowe, “The Brasher Doubloon” tal vez sea una de las más desconocidas para el público español, de hecho, carece de estreno en España, una película que casi nadie parece haberla visto, y sin embargo, de lo más estimable. Se trata de una inesperada incursión de John Brahm en el universo del principal personaje surgido de la pluma de Raymond Chandler, un director que vivía por aquellos años su mejor etapa, siempre en el cine modesto, bien dentro de la misma Fox —su famoso díptico con el excelente y malogrado actor Laird Cregar, que además fueron las dos últimas películas del mismo, o sea, “Jack el Destripador” (1944) y “Concierto macabro” (1945)—, bien para la RKO, como el fascinante thriller onírico “La huella de un recuerdo” (1946), que es justo el film anterior al que nos ocupa y que de hecho sería esta la última ocasión en que dicho detective llegaría a la pantalla en lo que podríamos definir el periodo clásico, hasta que dicha recreación literaria se recuperara en el denominado neonoir de los años setenta.
La película está repleta de magníficos diálogos, de esas descripciones secas y rutilantes con que Chandler tan bien caracterizaba a sus personajes, incluso los episódicos, y ofrece la habitual panorámica de una sociedad cuya suciedad procede, siempre, de la debilidad por el dinero o por la satisfacción de los instintos. En particular, parece una variante de “El sueño eterno”, en cuanto que ambas tienen el mismo motor argumental: en el inicio, Marlowe acude a una lujosa mansión donde el anciano patriarca de una familia ricachona (aunque aquí, y el detalle será importante, es una mujer), que vive enfermo y recluido en una estancia de la gran casa, le encomienda una búsqueda que acabará sacando a la luz un buen número de trapos sucios de la familia.
Es una obra que va densificando su trayecto a medida que se va enmarañando la trama, con la inclusión o aparición de más personajes o hilos de la madeja. No es una obra de tinieblas, como podían ser “Jack el destripador”, o la magnífica “Concierto macabro”, o con esa narrativa en espiral, de sucesión de flashbacks dentro de flashbacks, de la espléndida “La huella de un recuerdo”, su luminosidad es engañosa, como es inquietante el ruido de ese viento caluroso, o el desconcertante comportamiento de la dama a rescatar, de movediza condición, oscilante apariencia durante todo el relato, no se sabe si frágil o amenazante, o ambas, quizá víctima o quizá culpable. Aún así, Marlowe en todo momento mantiene el gesto firme, sin perder el temple, la sonrisa que desestabiliza a sus contrarios porque no anuncia tormenta, o los vivaces reflejos, capaces de solventar una situación en la que le hacen desnudarse a golpe de pistola.
Se nota que Brahm se sentía a gusto en las lindes del fantástico, como indican bien los tres títulos que antes citaba, los detalles que refuerzan esta impresión son numerosos: desde algunos personajes (el experto en monedas raras, a quien se caracteriza abiertamente como un judío que parece en posesión de algún secreto ocultista, encarnado por el veterano Housely Stevenson), al uso de elementos de regusto expresionista como el deleite por el picado o el contrapicado, el aura de objeto «maldito» con que se intenta revestir al doblón Brasher (se llega a decir que sus siete anteriores dueños tuvieron un «final abrupto y nada feliz») o, siempre, la presencia constante, incluso obsesiva, de ese viento que no deja de soplar a lo largo de toda la película, y que da pie a momentos de sugestión fabulosa como ese efecto que producen las sombras de las agitadas palmeras recortándose sobre las paredes en la escena de la visita nocturna de Marlowe a la mansión de los Murdock. Y, como corresponde a un genuino Marlowe, la presencia, siempre bien pegada a la realidad, del detective, arrebata a la historia toda tentación de exceso.
Una de las mejores aportaciones de Marlowe, una pequeña joya del noir gótico, hasta hace poco imposible de encontrar, con dos protagonistas de excepción y la habitual trama enredada de rigor. Sin duda merece el placer del descubrimiento.
Breve explicación sobre cómo descargar el archivo:
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