El héroe anda suelto (1968)

 




Ficha Técnica:


  • Título original: Targets

  • Año: 1968

  • País: Estados Unidos

  • Género: Thriller - Drama

  • Dirección: Peter Bogdanovich

  • Fotografía: László Kovács

  • Música: Ronald Stein

  • Guion: Peter Bogdanovich

  • Productora: Saticoy Productions. Distribuidora: Paramount Pictures

  • Duración: 90 minutos

  • Reparto: Boris Karloff, Tim O'Kelly, Nancy Hsueh, Peter Bogdanovich, James Brown, Tanya Morgan, Mary Jackson, Arthur Peterson, Monte Landis



Sinopsis:


Cuando el viejo actor Byron Orlock comprueba que la vida real supera con creces la violencia de sus películas de terror, decide abandonar el cine. Sin embargo, el joven y ambicioso director Sammy Michaels lo convence para interpretar un último papel, muy distinto a los habituales. Mientras tanto, un veterano del Vietnam, que había sido siempre un hombre amable y cordial, empieza a sentir una enfermiza fascinación por las armas. En un arrebato de locura dispara y mata a su mujer, a su madre y a todo el que se cruza en su camino. Acosado por la policía, se refugia en el cine donde se estrena la última película de Orlock, que se encuentra allí para despedirse definitivamente del público. El monstruo cinematográfico tendrá que enfrentarse al monstruo real. (FILMAFFINITY)








    Idioma: Inglés con subs en español (srt) y otros múltiples subtítulos (muxed)

    Formato: MKV (BRRip 720p)

    Tamaño: 1’1 GB








                                    Breve comentario

                                                                by yo


Debut de Peter Bogdanovich como director, sin contar su participación en una producción de serie B muy barata hecha con material de una película rusa de ciencia ficción y a la que se dio el prometedor título de “Viaje al Planeta de las Mujeres Prehistóricas” (Voyage to the Planet of Prehistoric Women, 1968). Un punto interesante y que resultó clave en la gestación y el resultado final del filme, es que nos encontrásemos a Roger Corman ejerciendo funciones de productor, Bogdanovich tuvo que aceptar unas duras condiciones si quería gozar de esa oportunidad: contó con un reducidísimo presupuesto de tan solo 125.000$, tuvo que volver a aprovechar material de otra película de Corman, la estupenda “El terror” (The terror, 1963), y además debía contar con Boris Karloff, quien había terminado un trabajo con Corman pero al que aun le quedaban unos pocos días antes de que expirara la fecha límite de su contrato, por lo que solo podría trabajar con él hasta entonces; a pesar de todas estas dificultades aparentes para conjugar todos estos elementos, Bogdanovich supo encontrar una hábil forma de darle sentido y además convertirla en un auténtico homenaje a una de las figuras clave del cine de terror clásico.

Con un estilo sobrio tras la cámara, cercano al documental, que evita cualquier virtuosismo, el director americano realiza un acertado retrato psicológico del asesino en serie y una lúcida fotografía de la familia media americana que constata el fracaso del “american way of life” de los ‘50. La sombra oculta de la familia típica americana emerge a la superficie en forma de psicosis en el joven Bobby Thompson, que asesina indiscriminadamente y sin ningún motivo aparente a su propia familia, lo que resulta desalentador para el espectador, que no tiene ningún motivo claro que dé respuesta a la conducta del joven. Las razones por las que lo hace son invisibles o están ocultas tras la superficie de las cosas, siendo éste uno de sus máximos aciertos: el huir de explicaciones psicológicas de manual o de caracterizaciones excesivamente simplonas del psicópata, como la del loco inadaptado, nos encontramos con un individuo aparentemente normal víctima de una sociedad enferma, carente de valores sólidos más allá del consumismo, que esconde las fatales consecuencias de la guerra del Vietnam a sus ciudadanos y que se esconde de sí misma mediante la televisión, la ficción, la religión y la violencia (el culto a las armas).

En el otro extremo de la balanza, Orlok/Karloff es la figura de un tiempo que ya no existe, el último héroe de un mundo en descomposición. Es una figura de cera viviente, el residuo de un tipo de arte que a finales de los sesenta había pasado de moda, un cine poético y lírico, todo un homenaje a un actor desperdiciado como Karloff, quien apenas pudo demostrar su destreza como intérprete más allá de los ramplones papeles que le ofrecían. El mundo en el que vive Karloff, el de la industria del cine, también es un mundo extraño para él: se hospeda en elegantes hoteles, viaja en coche de un sitio a otro, se ve obligado a cumplir estúpidos contratos y se rodea de gente que sólo habla de cifras e ingresos, a excepción del joven director Sammy Michaels, alter ego de Bogdanovich, quien lo admira profundamente.

Un filme irresistible para cualquier buen cinéfilo que además nos permite disfrutar del gran Boris Karloff en su último gran papel. Bogdanovich no solo realiza un canto al cine dentro del cine sino que además reflexiona sobre el terror y muestra cómo ahora los protagonistas que van a dar miedo en las pantallas van a ser otros, como ya había adelantado Michael Powell en “El fotógrafo del pánico” o William Wyler en “El coleccionista”.













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