Dioses y monstruos (1998)

 





Ficha Técnica:


  • Título original: Gods and Monsters

  • Año: 1998

  • País: Estados Unidos, Reino Unido

  • Género: Drama, Cine dentro del cine

  • Dirección: Bill Condon

  • Fotografía: Stephen M. Katz

  • Música: Carter Burwell

  • Guion: Bill Condon (Novela: Christopher Bram)

  • Productora: Lionsgate, Showtime, BBC Film, Regent Entertainment, Gregg Fienberg. Productor: Clive Barker

  • Duración: 105 minutos

  • Reparto: Ian McKellen, Brendan Fraser, Lynn Redgrave, Lolita Davidovich, Kevin J. O'Connor, David Dukes, Brandon Kleyla, Pamela Salem, Michael O'Hagan



Sinopsis:


Relato de los últimos días de vida del realizador James Whale, autor de Frankenstein. En principio su única compañía en esos momentos es su ama de llaves, pero pronto entabla relación con su nuevo jardinero, un apuesto joven al que confía su historia en el Hollywood de los años 30 y por el que se sentirá irresistiblemente atraído. (FILMAFFINITY)



            Premios:


  • 1998: Oscar: Mejor guion adaptado. 3 Nominaciones: actor (McKellen) y actriz sec. (Redgrave)

  • 1998: Globo de Oro: Mejor actriz de reparto (Lynn Redgrave). 3 nominaciones

  • 1998: Nominada Premios BAFTA: Mejor actriz secundaria (Lynn Redgrave)

  • 1998: Festival de San Sebastián: mejor actor (Ian McKellen), premio especial del jurado

  • 1998: National Board of Review: 2 premios: Mejor película y actor (McKellen)

  • 1998: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor actor (Ian McKellen)







    Idioma: Inglés con subtítulos en español (srt)

    Formato: MP4 (WEB-DL)

    Tamaño: 806 MB







                                Breve comentario

                                                            by yo


A veces el mundo del cine nos sorprende regalándonos films maravillosos que casi nadie esperaba, un claro ejemplo de lo que digo es la cinta que ahora nos ocupa: la inspirada y excepcional “Dioses y monstruos”. El hasta entonces desconocido (y decepcionante después) Bill Condon, fue el encargado de filmar y trasladar a la gran pantalla la novela de Christopher Bram “El padre de Frankenstein”, un delicioso y poético drama que narra el atardecer (en 1957) de uno de los grandes directores del Terror de la época dorada de Hollywood, James Whale, lo hace desde la decadencia de un tipo ya apartado del mundanal ruido de los focos y que se sentía libre de ataduras morales en un microcosmos tan políticamente correcto, desarrollando un argumento con diálogos y situaciones que se mueven entre la intensidad, la mordacidad, la ironía y un dramatismo sutil, hablándonos de la soledad, de la identidad sexual contracorriente, de la amistad, del peso del pasado, y todo ello con un ritmo sereno, pero pétreo.

Un conmovedor relato que se atomiza y se hace posible gracias a la apoteósica actuación del Titán Ian McKellen, colosal. Ian McKellen interpreta a James Whale, y lo hace con un carisma, magnetismo y majestuosidad arrolladora, con una naturalidad pavorosa, con una dialéctica que se mueve entre el cinismo y la sofisticación, con unos ententes con Brendan Fraser sensacionales, una encarnación fascinante donde el actor se esfuma dentro del rol, se hace uno, Mágico Ian. Brendan Fraser me despierta sensaciones encontradas, por un lado está su esforzada labor de enfrentarse al grandioso McKellen, loable, pero por otro lado no me lo creo del todo como jardinero, sabe dotar a su rol de humanidad y aristas, pero cuando está junto a Sir Ian desaparece bajo sus suelas. Lynn Redgrave está radiante en un papel secundario al que da brillo y esplendor en cada aparición, y esta si haciendo saltar chispas de química cuando está junto a McKellen, maravillosa.

Es uno de esos films que miran a Hollywood con nostalgia, lo hace con cariño, poniendo en valor a grandes artistas que engrandecieron la Meca del Cine, en este caso James Whale, sin el que no se entendería el género del terror. La película se plantea de modo que parece no ocurrir nada digno de mención durante su primera parte, para después descubrirse el argumento en toda su grandeza, la originalidad viene dada por su montaje, sus tomas, a veces inclinadas e inquietas, su guion, y la magnífica interpretación de sus actores. La puesta en escena es excelente, potenciada por la extraordinaria fotografía de Stephen M. Katz, jugando hábilmente con los claroscuros, con tomas opresivas, angulaciones emocionales, sombras expresionistas, una muy meritoria labor que sabe sacar lo mejor en sus primeros planos del Coloso McKellen; La música de Carter Burwell es simplemente sublime, se engarza en tu subconsciente, sabe fomentar la melancolía reinante, una subyugante melodía.

Magnífica siempre y apasionante en muchos momentos, un film doloroso, muy humano y conmovedor, sin llegar jamás a acercarse a las lindes de lo sensiblero, casi ni de lo sentimental, una sencilla y emotiva película que nos habla de la soledad y de la necesidad de sentirse querido además de volvernos a traer a la memoria a un genio incomprendido dentro del panorama del séptimo arte. Una película que crecerá con el paso del tiempo, sin duda, simplemente un film espléndido.














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