The Navigator: Una odisea en el tiempo (1988)


 

Título original: The Navigator: A Medieval Odyssey

País: Nueva Zelanda

Director: Vincent Ward

Guion: Vincent Ward, Kelly Lyons, Geoff Chapple

Música: Davood A. Tabrizi

Fotografía: Geoffrey Simpson

Intérpretes: Bruce Lyons, Chris Haywood, Hamish McFarlane, Marshall Napier, Noel Appleby, Paul Livingston, Sarah Peirse, Jessica Cardiff-Smith, Desmond Kelly

Productora: Coproducción Nueva Zelanda-Australia; Arenafilm, The Australian Film Commission, John Maynard Productions, New Zealand Film Commission

Año de producción: 1988

Duración: 01:27:47

Género: Aventuras, Acción, Drama, Fantástico, Intriga, Thriller, Siglo XIV. Viajes en el tiempo

 

Sinopsis:

 

Durante la Peste Negra en Inglaterra en el siglo XIV, la gente de un remoto pueblo de montaña escucha con temor las noticias del avance de la epidemia. En un intento de detener la infección, confían en las visiones de un chico, llamado Griffin (Hamish McFarlane), con fama de ver más allá.

 

Con el respaldo del aventurero más famoso del pueblo, Connor (Bruce Lyons), a quien Griffin idolatra, un grupo de vecinos viaja a una caverna cercana con el propósito de traer mineral de cobre con el que forjar una cruz que, siguiendo las visiones del chico, pondrán en el campanario más alto como una ofrenda para que Dios les conceda su protección.

 


 

 

Versión: Dual + subts. español (forzados y completos) e inglés

Formato: .mkv

Calidad: DVDrip

Tamaño: 1.73 GB

 

The Navigator: Una odisea en el tiempo

 

 



 

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y (no siempre) un poco de rollo de mi cosecha

 

Tras haber visto esta película, los productores de “Alien 3” contrataron a Vincent Ward como guionista y director. No obstante, tras los continuos enfrentamientos entre director y productores a causa de las profundas diferencias sobre cómo debería desarrollarse la historia, de mutuo acuerdo rescindieron el contrato y la película fue finalmente dirigida por David Fincher, aunque se respetó el argumento, que siguió firmándolo Vincent Ward pero fue desarrollado por tres guionistas: David Giler, Walter Hill y Larry Ferguson.

 

La película alterna imagen en blanco y negro para mostrarnos los acontecimientos que se desarrollan en la Edad Media, con imágenes en color que se corresponden con la acción que tiene lugar en el siglo XX.

 


 

¿Qué es la peste?

 

La peste negra, peste bubónica o muerte negra fue una pandemia de peste que asoló a Europa durante el siglo XIV.

 

La teoría más comúnmente aceptada sobre su origen es que fue un brote causado por una variante de una bacteria, la Yersinia pestis, cuya principal vía de transmisión es a través de la picadura de pulgas de roedores, principalmente las ratas. (*)

 

(*) La peste golpeó Europa en distintas oleadas en el siglo XIV. La conocida como Muerte Negra (o peste bubónica), que causó estragos entre 1347 y 1352, matando al menos un tercio de la población (unos 50 millones de personas), probablemente comenzó en el norte de la India o en las estepas de Asia Central y se habría dispersado a través de las rutas comerciales.

 

Rápidamente se culpó a los judíos de envenenar los pozos para, siglos más adelante, convertir a las ratas en cabezas de turco.

 

Según la Organización Mundial de la Salud, hay tres tipos de peste: la bubónica, la septicémica (bacterias en el torrente sanguíneo) y la neumónica o pulmonar. La pulmonar es la única que se puede contagiar de persona a persona, transmitiéndose a través del aire al respirar.

 

La peste a lo largo de la historia

 

La peste es una enfermedad que atormenta a la humanidad desde hace milenios. Se ha identificado el ADN de la bacteria Yersinia pestis en los dientes de personas que han vivido hace más de 5000 años en las regiones de Asia y Europa.

 

Se supone que la peste ha sido responsable de varias epidemias en el mundo antiguo, incluyendo algunas descritas en el Antiguo Testamento. Sin embargo, es prácticamente imposible confirmar si la Yersinia pestis era realmente el origen de estas epidemias.

 

Plaga de Justiniano


La primera gran epidemia que fue reconocidamente causada por la peste se produjo en el siglo VI, en el imperio Bizantino, alrededor de los años 541 y 543. Esta epidemia, que en realidad fue una pandemia que afectó a los continentes europeo, africano y asiático, fue bautizada con el nombre de plaga de Justiniano en referencia al emperador Justiniano I, que gobernaba el imperio bizantino en aquél  tiempo.

 

La plaga de Justiniano duró unos 200 años y mató a unos 25 millones de personas.

 

Peste negra


La segunda gran pandemia de peste se produjo en la segunda mitad de la edad media, en el siglo XIV, y se conoce como peste negra.

 

Tuvo su origen en China y llegó a Europa a través de los puertos de Italia, Francia y España en los años 1347 y 1348. En poco menos de cuatro años la plaga se había extendido por toda Europa, desde Inglaterra hasta Rusia a través de Escandinavia, Grecia y Turquía.

 

En algunas regiones, hasta el 75% de la población fue diezmada, causando un gran caos social y el colapso económico en algunos países. La cifra de muertos fue tan grande que los pocos sobrevivientes no conseguían enterrar a los que habían fallecido. En toda Europa, se estima que entre veinticinco y setenta y cinco millones de personas murieron por la enfermedad, lo que representa un tercio de toda la población mundial de la época.

 

La gran pandemia duró hasta 1351, pero siguieron apareciendo nuevos brotes en los años 1361-63, 1369-71, 1374-75, 1390 y 1400.

 

Gran plaga de Londres

 

La peste continuó causando muertes en varios países europeos a lo largo de los siglos siguientes. Uno de los brotes más famosos tuvo lugar en Londres entre 1665 y 1666, acabando con la vida de, aproximadamente, cien mil personas, más o menos la cuarta parte de la población de la ciudad.

 

Tercera epidemia

 

La última gran pandemia de peste surgió en China a finales del siglo XIX. Alexandre Yersin, el bacteriólogo suizo que se había instalado en China, logró finalmente identificar la bacteria Yersinia pestis.

 

Este tercer brote, que llegó hasta las Américas, causó la muerte de aproximadamente 10 millones de personas, la mayor parte en China e  India.

 

Otras curiosidades sobre la peste

 

Los síntomas más claros de la enfermedad eran la tos con vómitos de sangre, gran inflamación de los ganglios linfáticos y súbito aumento de la temperatura. Aparecidos estos síntomas no quedaba sino esperar el fatal desenlace, que en los casos más graves no solía tardar más de tres o cuatro días.

 

Las recomendaciones generales eran dos: rezar y…correr. Cuando una persona enfermaba la familia debía optar por huir rápidamente para evitar el contagio o permanecer cuidando al enfermo y esperar un milagro que produjese la curación (cosa harto difícil con los medios de que disponía la medicina de la época).

 

Uno de los factores que contribuyó a la proliferación de los contagios fue la sistemática persecución de los gatos domésticos, a los que las creencias religiosas suponían seres malignos generalmente relacionados con la brujería. Los gatos negros eran objeto de una saña especial.

 


 

Los médicos de la peste

 

El miedo al contagio provocó la proliferación de los “médicos de la peste”, generalmente curanderos sin ninguna formación a los que, tratando de paliar los destructores efectos de la epidemia, se solía contratar para visitar a los enfermos ofreciendo remedios de dudosa eficacia y escaso éxito. Generalmente vestían una túnica negra y se cubrían con una mascarilla en forma de pico de ave que guardaba en su interior plantas aromáticas con las que se creía posible evitar el contagio.

 

La peste negra afectó por igual a pobres y a ricos, al clero, a la nobleza y al pueblo llano, monasterios, conventos y aldeas quedaron diezmados sin distinción de estatus social.

 

El pensamiento teocéntrico medieval y el poder de la Iglesia jugaron un papel preponderante a la hora de considerar la epidemia como un castigo divino, por lo que los intentos de frenar la expansión de la enfermedad, al menos al principio, se centraron en rezar e implorar el perdón de los pecados y en colocar crucifijos o tallar cruces en las puertas de madera de las casas.

 

Pero poco a poco las autoridades se dieron cuenta de que la cosa no iba por ahí y comenzaron a ordenar quemar las ropas y otras pertenencias de los fallecidos. Los médicos observaron que algunas elementales medidas de sanidad, como beber agua limpia o aislar a los enfermos, resultaban eficaces para evitar el contagio y algunas ciudades, como Venecia, pusieron en práctica las primeras “cuarentenas” de que se tiene noticia.

 

 

El triunfo de la muerte (detalle) (**)

Pieter Brueghel,el Viejo (1525 – 1569)

 

 

(**) Obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas, simbolizado a través de un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Al fondo aparece un paisaje yermo donde aún se desarrollan escenas de destrucción. En un primer plano, la Muerte al frente de sus ejércitos sobre un caballo rojizo, destruye el mundo de los vivos, quienes son conducidos a un enorme ataúd, sin esperanza de salvación.


Todos los estamentos sociales están incluidos en la composición, sin que el poder o la devoción puedan salvarles. Algunos intentan luchar contra su funesto destino, otros se abandonan a su suerte. Sólo una pareja de amantes, en la parte inferior derecha, permanece ajena al futuro que ellos también han de padecer.

 

La pintura reproduce un tema habitual en la literatura del medioevo como es la danza de la Muerte, que fue frecuentemente utilizado por los artistas nórdicos. Brueghel dotó a toda la obra de un tono pardo rojizo, que ayuda a dar un aspecto infernal a la escena, apropiado para el asunto representado. La profusión de escenas y el sentido moralizante utilizado por el autor, son parte de la influencia de El Bosco en su obra.

 

La pintura perteneció a la reina Isabel Farnesio, aristócrata italiana, reina consorte de España como segunda esposa del rey Felipe V y madre de Carlos III, quien la tenía en el Palacio de La Granja, y en la actualidad forma parte de la colección permanente del Museo del Prado.

 

 



 

 

 

 


 

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