De repente, la oscuridad (1970)

 






Ficha Técnica:


  • Título original: And Soon the Darkness

  • Año: 1970

  • País: Reino Unido

  • Género: Thriller

  • Dirección: Robert Fuest

  • Fotografía: Ian Wilson

  • Música: Laurie Johnson

  • Guion: Brian Clemens, Terry Nation

  • Productora: Associated British Picture Corporation (ABPC), EMI Films

  • Duración: 99 minutos

  • Reparto: Pamela Franklin, Michele Dotrice, Sandor Elès, John Nettleton, Clare Kelly, Hana Maria Pravda, John Franklyn, Claude Bertrand, Jean Carmet



Sinopsis:


Jane (Pamela Franklin) y Cathy (Michele Dotrice) son dos jóvenes inglesas recorren en bicicleta la Francia rural. Cuando se detienen a descansar al lado de la carretera, Cathy decide tomar un baño de sol, discuten y Jane continúa el viaje sola. Poco después, reconsidera su decisión y regresa al punto donde dejó a Cathy, pero no la encuentra. Inquieta por la constante presencia de un motociclista, pide ayuda a un policía local (John Nettleton) para resolver el misterio. (FILMAFFINITY)







    Idioma: Inglés con subs en español (srt)

    Formato: MP4 (BRRip 1080p)

    Tamaño: 1’5 GB







                                    Breve comentario

                                                                by yo


Robert Fuest fue un realizador muy conocido por los aficionados al cine gracias a dos películas de culto: “El abominable doctor Phibes” (The Abominable Dr. Phibes, 1971) y su secuela “El retorno del doctor Phibes” (Dr. Phibes Rises Again, 1972), yo pienso que, de igual modo, la película que hoy nos ocupa es otro excelente film que también debe ser reivindicado, un efectivo thriller con toques de terror psicológico, que a pesar de estar sumido en el más profundo olvido por parte del público, es una digna joyita que atesora no pocas virtudes, reafirmando que, a finales de los sesenta y principios de los setenta, el cine de terror británico gozaba de muy buena salud, una de esas películas de suspense que mantiene fresco todo su encanto más de cincuenta años después de su estreno gracias a su puesta en escena hiperrealista plagada de escenarios naturales que retrataban a la perfección el ambiente claustrofóbico y opresor de los pequeños pueblos aislados del interior de la campiña francesa, al igual que al inquietante ejercicio de suspense cocinado por Fuest.

“De repente, la oscuridad”, por cierto excelente título, tiene un tempo pausado, que permite al film avanzar en su metraje con precisión quirúrgica, el director nos va presentando a los personajes y definiendo sus personalidades con leves trazos, para, paralelamente y con la misma precisión, añadir elementos distorsionadores que van creando una poderosa atmósfera de intriga y suspense, la desorientación y el aislamiento de las protagonistas, tanto por la situación que están viviendo, como por el pobre dominio del idioma francés, permiten al director ir introduciendo personajes y situaciones que fortalecen el desarrollo del film, la sensación de que todos pueden ser culpables es un elemento con el cual se juega sin pausa, creando una especie de aire viciado que envuelve toda la historia y logra que la tensión no baje en ningún momento. Fuest usa de manera muy inteligente los principales paradigmas del cine de suspense para colmar a la película de un cosmos amenazador como pocas cintas de género han sabido crear.

El director, que anteriormente fue pintor y decorador, demuestra su capacidad para la composición e iluminación de las escenas, así el bosque está rodado con poca luz y los personajes son aplastados por éste, escenas estas que en muchos momentos llega a recordar a la magistral “El cebo” (1958) de Ladislao Vajda. Fuest va dosificando la puesta en escena, así, el comienzo del film se muestra rodado con planos largos, exhibiendo el paisaje tranquilo y bucólico para dotar al conjunto de una apariencia de inocente paseo en bicicleta, después las escenas se tornan cerradas y opresivas, se exponen momentos en que los personajes parecen atrapados en el encuadre, demostrando la opresión que sufren las protagonistas. En los momentos finales el ritmo se acelera para mostrar cómo la tensión contenida se desborda y todo se precipita hasta su resolución.

Uno de los más fascinantes y escondidos clásicos del cine de suspense/terror británico de los setenta, un verdadero ejemplo de cómo con muy pocos elementos se puede hacer una verdadera película de terror, que explora sin concesiones los diferentes resortes para provocar inquietud y miedo, jugando con el espectador como un gato juega con un ratón. Un claro ejemplo de que para crear un espacio enrarecido colmado de suspense de calidad no hace falta ni grandes presupuestos ni efectos impostados, ya sean éstos tanto de maquillaje o sonido, como de iluminación, simplemente basta una cámara, un guion absorbente y unas buenas interpretaciones para fulminar nuestra consciencia. Absolutamente recomendable.













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