La cucaracha (1959)
Título original: La cucaracha
País: México
Director: Ismael Rodríguez
Guion: José Bolaños, Ricardo Garibay, Ismael Rodríguez
Música: Raúl Lavista
Fotografía: Gabriel Figueroa
Intérpretes: María Félix, Dolores del Río, Emilio Fernández, Antonio Aguilar, Flor Silvestre, Ignacio López Tarso
Productora: Películas Rodríguez
Año de producción: 1959
Duración: 01:31:00
Género: Drama, Romance, Bélico, Revolución Mexicana
Sinopsis:
El Coronel Antonio Zeta (Emilio 'El Indio' Fernández) y lo que queda de su tropa revolucionaria llega a la ciudad con órdenes directas del General Pancho Villa. Deberán atacar una guarnición fuertemente protegida, por lo que deberá reclutar a cuantos hombres se hallen disponibles. Lo quieran o no.
El Captain Ventura (Antonio Aguilar) es el oficial al mando de la guarnición, que duda si seguir al Coronel Zeta en su misión.
Uno de los hombres reclutados a la fuerza es el maestro del pueblo que, aunque está de acuerdo con la Revolución, es un pacifista. Su esposa, Isabel Puente (Dolores Del Río), suplica sin éxito que le permitan quedarse. Cuando su esposo muere, Isabel culpa de ello al Coronel Zeta.
Refugio, La Cucaracha (María Félix), una "soldadera" (*) enamorada del Coronel, será la antagonista de Isabel por el amor del militar... hasta que vuelve a encontrarse con el Coronel Valentín Razo (Pedro Armendáriz), con quien en el pasado mantuvo un fogoso idilio.
(*) Las soldaderas eran mujeres que seguían a la tropa participando activamente en la Revolución, como soldados, enfermeras, cocineras, o realizando tareas de todo tipo. Eran también conocidas como “Adelitas”, por la más famosa de todas, Adela Velarde Pérez, enfermera de Ciudad Juárez, en honor de quien se compuso el famoso “corrido”.
Soldaderas
Versión: Versión original en español (México)
Formato: .avi
Calidad: DVDrip
Tamaño: 800.4 Mb
Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y (no siempre) un poco de rollo de mi cosecha
Aunque en este caso “La Cucaracha” es el nombre de guerra de Refugio, la protagonista de la película, “La cucaracha” es el título de un popular “corrido” mejicano que alcanzó gran popularidad en tiempos de la Revolución. Sus orígenes, sin embargo, no están muy claros pues mientras algunas versiones hacen referencia a hechos acaecidos tras la conquista de Granada, en 1492, las primeras referencias a la canción se encuentran en la novela “La Quijotita y su prima” (1919), del político y periodista mejicano José Joaquín Fernández de Lizardi, donde se citan los siguientes versos:
Un capitán de marina
que vino en una fragata
entre varios sonecitos
trajo el de “La Cucaracha”.
Cualquiera que fuese su origen, durante la Revolución Mejicana de comienzos del siglo XX fue cuando “La Cucaracha” alcanzó su apogeo, puesto que tanto los revolucionarios como las fuerzas gubernamentales se “dedicaban” constantemente letras alusivas. Tantas y tantas estrofas circularon, que sin duda desde entonces “La Cucaracha” quedó indisolublemente unida a México y su Revolución.
Litografía publicada en 1915
Estas estrofas eran composiciones, generalmente satíricas, adecuadas convenientemente a la melodía tradicional, a menudo fruto de improvisaciones según los sucesos del momento, lo que permite establecer una cierta cronología.
La que pudiera considerarse como tradicional es la clásica
La cucaracha, la cucaracha,
ya no puede caminar,
porque no tiene, porque le faltan
las dos patitas de atrás.
Aunque bien es cierto que existen diversas variantes, igualmente “tradicionales”, de este último verso, como son “la patita principal” o “una pata para andar”, esta estrofa no hace referencia explícita a ningún hecho concreto, lo que no permite datarla ni siquiera aproximadamente.
Sin embargo en los “Cantos populares españoles” de Francisco Rodríguez Marín (poeta, periodista y sobre todo estudioso de Cervantes de cuya obra, especialmente del Quijote, publicó varias “ediciones críticas”), se citan varias estrofas que pueden hacer alusión a la Reconquista:
De las patillas de un moro
tengo que hacer una escoba,
para barrer el cuartel
de la infantería española.
Con todo, es durante la revolución mejicana, periodo de súbitos y violentos cambios sociales, cuando aparece el mayor número de estrofas conocido hasta la fecha. Generalmente todas tienen un marcado acento político y en ellas se hace referencia explícita o implícita a sucesos, personajes o simplemente a los efectos que la guerra tiene sobre la población civil.
Dos de los textos más conocidos son:
La cucaracha, la cucaracha,
ya no puede caminar,
porque no tiene, porque le falta,
marihuana pa’ fumar. (**)
o bien:
Ya murió la cucaracha,
ya la llevan a enterrar,
entre cuatro zopilotes
y un ratón de sacristán.
Ambas estrofas, muy populares entre los revolucionarios de Pancho Villa, aluden directamente al Presidente Victoriano Huerta, apodado “El Chacal”, a quien se identifica con “la cucaracha” por considerarle malvado, traidor y culpable de la muerte del revolucionario Presidente Francisco Madero.
(**) La mención a la marihuana se debe a que durante el período de la revolución mexicana, la palabra cucaracha era también un término utilizado para indicar la marihuana o un cigarillo de marihuana (de allí deriva el término “roach” en argot norteamericano) pues se decía que el Presidente Huerta era habitual consumidor de marihuana.
Igualmente los “huertistas” dedicaron sus pullas al Presidente Venustiano Carranza:
Ya se van los carrancistas
ya se van haciendo bola
ya los chacales huertistas
se los trayen de la cola.
al tiempo que los zapatistas cantaban a pleno pulmón
Oigan con gusto estos versos; escuchen con atención, ya la pobre cucaracha no consigue ni un tostón.
También se escuchaban estrofas sin ningún significado político, haciendo únicamente referencia a las calamidades de la guerra cuyas consecuencias soportaba, como de costumbre, el pueblo llano:
Todo se ha puesto muy caro con esta Revolución, venden la leche por onzas y por gramos el carbón.
Existen, además, múltiples versiones aplicadas a los más diversos temas, bien sean amorosos:
Cuando uno quiere a una y esta una no lo quiere, es lo mismo que si un calvo en la calle encuentra un peine.
o simplemente jocosos:
Mi vecinita de enfrente se llamaba Doña Clara. Y si no se hubiera muerto aún así se llamara.
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