Mujeres de la noche (1948)
Ficha Técnica:
Título original: Yoru no onnatachi [夜の女たち]
Año: 1948
País: Japón
Género: Drama
Dirección: Kenji Mizoguchi
Fotografía: Kohei Sugiyama (B&W)
Música: Hisato Osawa
Guion: Yoshikata Yoda. Novela: Eijiro Hisaito
Productora: Shôchiku
Duración: 74 minutos
Reparto: Kinuyo Tanaka, Sanae Takasugi, Tomie Sumita, Mitsuo Nagata
Sinopsis:
En Osaka, una secretaria, viuda de guerra, desaparece cuando su hermana se convierte en la amante de su patrón. Algún tiempo después, la encuentran en un hospital para prostitutas. (FILMAFFINITY)
Idioma: Japonés con subs en español (srt)
Formato: AVI (DVDRip)
Tamaño: 1’69 GB
Breve comentario
by yo
“Mujeres de la Noche” es seguramente la cinta más descarnada de larga serie de filmes sobre mujeres "sufridas/explotadas/caídas" que realizó Mizoguchi. El entorno deprimente en el que fue filmada (la Osaka en crisis de la posguerra y la Ocupación), el tono semidocumental que le imprimió el cinefotógrafo Kôhei Sugiyama al filme (hay escenas realizadas en la auténtica ciudad en ruinas, tomas claramente influidas por el neorrealismo italiano que ya había conocido Mizoguchi), el melodramatismo exacerbado de la historia en el que tres mujeres son arrastradas hacia la prostitución, y hasta cierto colapso nervioso del propio Mizoguchi en pleno rodaje (se dice que dirigiendo la escena del hospital, el cineasta empezó a llorar y a maldecir la perversidad masculina, incluyendo la suya propia) produjeron un halo de tragedia que rodeó al filme. Para fortuna de Mizoguchi “Mujeres de la Noche” fue un éxito entre los críticos japoneses y entre el público, pues a pesar del tema tan deprimente y la forma tan directa de tratarlo, la cinta tuvo una taquilla excelente.
Mizoguchi retrata una parte de la sociedad japonesa de postguerra, volviendo a su tema favorito, la prostitución como parte de la trama. Nos muestra la vida, el transcurrir de la honradez de una joven madre, que a través de las miserias que le trae la guerra, la vida más exactamente, llega a alcanzar el escalón más bajo de la sociedad, volviéndose irreconocible, carente de moral alguna, y por supuesto corrupta en cuerpo y alma. Un oscuro retrato del estado de Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, enfocado en la ciudad de Osaka, que se muestra destruida y desesperanzadora luego de este terrible conflicto bélico, el desempleo, la pobreza y la falta de oportunidades asola a la población, las mujeres son un blanco mayor entendiendo el contexto, muchas de ellas han quedado viudas, con sus hijos y ni siquiera tienen una casa a donde ir, de ahí que el camino de la prostitución sea el que muchas de ellas se ven obligadas a tomar, al no existir otro medio en el que puedan ganar algo de dinero para subsistir, el filme relata muy bien como se podía caer en ese oficio, además de forma acertada explora ese contexto: la relación entre ellas, las instituciones que intentan ayudarlas a que salgan de ese mundo, o el trabajo policial… En cualquier caso, y a despecho de la sordidez aquí retratada, conviene no perder de vista que buena parte de los elementos que conforman la feroz crítica social de “Mujeres de la noche” obedecen a motivaciones meridianamente autobiográficas, tal es el caso de la sífilis que contrae la protagonista, Natsuko, la misma enfermedad que previamente había hecho enloquecer a la esposa de Mizoguchi, o la venta de la hermana mayor del cineasta como geisha, hechos ambos que pesarían sobre su conciencia hasta degenerar en un verdadero complejo de culpabilidad.
Mizoguchi consigue crear una propuesta
crítica al estado del país posterior a la II Guerra Mundial, al
desamparo sufrido por las personas, y especialmente de las mujeres.
Como es costumbre en el cineasta retrata a los hombres como unos
seres cínicos, cobardes, tramposos, infieles y brutos, aunque se
esfuerza por resaltar la bondad del médico del centro de acogida y
su ayudante (una excepción casi milagrosa en su cine). Entre tanto
radiografía de cerca los comportamientos de la gente y las
precariedades que a éstas rodean, y es que, maravillado por la obra
de Rossellini, el japonés también se aferra a esa manera documental
de situar las acciones y emociones en el contexto social, mostrando,
como el neorrealismo italiano, lo esencial con un estilo directo y
crudo y sin sacrificarse al lirismo poético.
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