La rueda (1923)
Ficha Técnica:
Título original: La Roue (Versión Restaurada)
Año: 1923
País: Francia
Género: Drama
Dirección: Abel Gance
Fotografía: Gaston Brun, Marc Bujard, Léonce-Henri Burel, Maurice Duverger (B&W)
Guion: Abel Gance
Productora: Abel Gance
Duración: 417 minutos
Reparto: Séverin-Mars, Ivy Close, Gabriel de Gravon, Pierre Magnier, Max Maxudian, Georges Térof, Gil Clary
Sinopsis:
La película se abre con un espectacular choque de trenes montado a partir de cortes muy rápidos, tan revolucionario en su tiempo como la llegada del tren a la estación filmada por Lumière en 1895. El ferroviario Sisif salva a Norma del choque y la educa como si fuera hija suya. Pero tanto él como su hijo Elie se enamoran de ella. Entonces Sisif decide casarla con un hombre rico, pero ella está enamorada de Elie. Son claras las referencias a la tragedia griega (Sisif es Sísifo y acabará ciego a causa del deseo incestuoso). La metáfora central de la película es la rueda: la rueda del destino, la rueda del deseo y la rueda de la misma película... (FILMAFFINITY)
Datos del archivo:
- Idioma: Silente, con intertítulos en francés y subs en español e inglés (srt)
- Formato: MP4 (BDRip)
- Tamaño: 5,03 GB
- Versión: Os ofrecemos la versión restaurada de 2019, exhibida en el “Lumière Film Festival” del mismo año
No tan breve comentario
by yo
Hace casi cien años, el realizador francés Abel Gance presentó en el espacioso Gaumont-Palace de París –un cine lujoso con capacidad para 6000 espectadores–, su nueva producción cinematográfica: un melodrama íntimo y al mismo tiempo expansivo, épico, llamado “La rueda”. Aquella versión original de más de ocho horas, dividida en seis partes, fue reeditada a velocidad crucero por el propio Gance y estrenada finalmente el 17 de febrero de 1923, esta vez con la estructura de un prólogo y cuatro partes, exhibidas en dos sesiones y con una duración total de siete horas. Las necesidades de explotación comercial empujarían luego al creador a reducir aún más el metraje, y el montaje ulterior de cuatro horas y media (en dos partes) sería el que circularía durante décadas en cinematecas, retrospectivas y ediciones en formato hogareño. La restauración y reconstrucción reciente de “La roue” encabezada por diversas instituciones internacionales –entre otras, las cinematecas francesa y suiza, y la Fundación Jérôme Seydoux-Pathé–, presentada en sociedad en 2019 en el Festival Lumière, recupera casi en su totalidad el material visual de la versión de comienzos de 1923, utilizando asimismo las partituras originales compiladas por los directores musicales Arthur Honegger y Paul Fosse, y todos los juegos de color creados con tintes, tonos y técnicas de “esténcil”. Esa misma copia de 417 minutos, rutilante cuando se la compara con las que podían apreciarse hasta ahora, es la que os permitimos disfrutar desde nuestro Blog, una oportunidad impagable para descubrir o redescubrir a uno de los genios del cine en el período silente, un artista que venía de explorar las heridas de la guerra en “Yo acuso” (1919), film que fue alabado por el mismísimo David W. Griffith, y que, un lustro más tarde, llevaría hasta el límite las posibilidades narrativas y formales del “séptimo arte” con la excepcional “Napoleón” (1927), la versión cinematográfica definitiva de la vida temprana del prócer francés.
Bueno, y después de estos preámbulos vamos a hablar un poco de esta obra de arte con mayúsculas. "La rueda” es una de las películas mudas por las que este que os habla siente una especial debilidad, y aunque es mucho menos conocida que “Napoleón”, no soy el único en sentir tanto aprecio por esta obra maestra: Akira Kurosawa lo cita en su autobiografía como uno de los primeros films que realmente le impresionaron en su juventud, el motivo que nos lleva a dos personas tan ilustres como Kurosawa y un servidor a tenerlo en tanta estima pienso que es bastante obvio: se trata de un film que, a partir de una historia de sentimientos llevados al límite, pretende explotar todas las posibilidades expresivas del cine, convirtiéndose en una recopilación de innovaciones y recursos imaginativos muy poco habituales por entonces. Su autor, Monsieur Gance, era un cineasta muy ambicioso que tenía muy claras las posibilidades del séptimo arte y no escatimó esfuerzos por hacer evolucionar el medio, aplicando todo tipo de técnicas que contribuyeran a aprovechar al máximo el poder de la imagen, un director que tenía una absoluta pasión por el cine, sus películas son obras que destilan pasión en cada fotograma, en las que se nota que tras la cámara había un director que creía en el cine como forma de arte y que se proponía llevarlo a su máxima expresión.
El film está dividido claramente en dos partes. La primera, ambientada en la estación ferroviaria, destaca por su realismo, el color que impregna la pantalla es el negro, no solo el negro del carbón y el humo sino de la suciedad, en la pantalla aparecen continuamente mecanismos relacionados con el mundo ferroviario haciendo referencia al mundo industrial, la mecánica y el progreso, donde los personajes no son más que otras piezas dentro de esta enorme maquinaria que deben cumplir una función concreta, Gance nos sumerge hasta tal punto en ese escenario que llegamos a sentirnos parte de él, casi podemos olerlo incluso. La segunda parte en cambio está representada por el color contrario, el blanco de la nieve, y es el segmento más lírico, aquí es donde Gance se recrea más en la belleza de las imágenes y de la naturaleza. Si la primera parte se centra en el drama y los conflictos entre personajes, la segunda es más intimista y poética, tiene incluso algunos momentos que se dejan llevar tanto por ese tono lírico que directamente rozan lo naif.
En el apartado técnico, “La Rueda” es una de las películas más increíblemente innovadoras de su momento, el film es un auténtico festín para los historiadores de cine porque está rebosante de técnicas muy adelantadas a la época, como por ejemplo algunas secuencias montadas con cortes frenéticos: el accidente ferroviario del inicio, la escena en que Sisif está a punto de estrellar el tren en que viaja su hija..., normalmente se suele asociar este tipo de montaje a cineastas soviéticos como Serguei Eisenstein, pero el film de Gance es de 1923, dos años anteriores al debut de éste en “La Huelga” (1925), sin restar mérito a los formidables logros de esa generación de directores soviéticos, creo que Monsieur Gance merece con toda justicia un mayor reconocimiento por sus logros en este campo, la diferencia entre el enfoque que le daba Gance a esta técnica respecto a los rusos estriba en la idea que hay tras ella, los cineastas soviéticos veían el montaje como la forma más adecuada para transmitir una serie de ideas al público, Gance en cambio lo concebía más como una manera de jugar con el ritmo y darle al film una forma casi musical: crear una sinfonía visual.
Pero Gance es mucho más que un innovador, es un cineasta rebosante de ideas que nutre las siete horas de metraje con multitud de recursos de todo tipo, de forma que el resultado final es una maravilla visual: la composición cuidadísima de los planos, los travellings, la fotografía, la belleza formal de muchas de sus imágenes, el uso de sobreimpresiones… Gance agota todos los recursos posibles para explicar la película de la mejor manera posible, haciendo de “La Rueda” uno de los ejemplos por excelencia del poderío visual del cine mudo.
Una obra maravillosa, monumental. Una película brillante, poética e increíblemente avanzada para su época. Como dijo Jean Cocteau, hay cine antes y después que “La Rueda” como hay pintura antes y después que Picasso. Una grandiosa obra maestra, una película única.
Lo "no tan breve", si bueno, mucho mejor.
ResponderEliminarAdemás, una peli de siete horas no estaría bien despacharla con un: "es muy buena, seguro que os va a gustar. Os la recomiendo, no os la perdáis", ¿verdad? Pues eso.
Y un saludo de lo más cordial.
Muchas gracias Paco, si no la conoces dale una oportunidad, es muy buena, seguro que te va a gustar, te la recomiendo, no te la pierdas...Jajaja, bueno hablando en serio, bueno, sólo un poco, que eso de la seriedad no va mucho conmigo, lo dicho, dale una oportunidad, es una joya del cine, dura siete horas, pero el resultado final es una maravilla visual, un deslumbrante ejemplo del poderío visual del cine mudo, además, la calidad de la versión que subí al Blog es excelente.
ResponderEliminarUn abrazo majete.
El caso es que tus comentarios, breves o no tanto, son muy tentadores.
EliminarTu cinefilia está también fuera de toda duda, pero para un aficionado del montón (como yo) no sé si siete horas no serán un poco demasié…
Bueno, va… Descargando y después ya veremos.
For God's sake! Siete horas de película, no sé si seré del mismo montón que Paco, pero por ahí anda el asunto. De todas maneras se agradecen muchísimo todos tus aportes y críticas cinematográficas, Cary. Un saludo.
ResponderEliminarJajaja, gracias a ti Scarlata, hazme caso dale una oportunidad y vete viéndola poco a poco, creo que la vas a disfrutar. Otro saludo también para ti y no os minusvaloréis, los que amamos el cine siempre os estaremos inmensamente agradecidos por haber creado este maravilloso Blog de buen cine.
EliminarPoder disfrutar de esta película en esta versión y con esta calidad es todo un regalo. Muchas gracias.
ResponderEliminarDe nada, gracias a ti por tu comentario, la verdad es que la película se merecía esta excelente restauración.
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