La Papisa Juana (1972)
Título original: Pope Joan
País: Reino Unido
Director: Michael Anderson
Guion: John Briley
Música: Maurice Jarre
Fotografía: Billy Williams
Intérpretes: Liv Ullmann, Franco Nero,Maximilian Schell, Olivia de Havilland, Lesley-Anne Down, Jeremy Kemp, Natasa Nicolescu, Peter Arne, André Morell, Martin Benson, Kurt Christian, Robert Beatty, Katherine Schofield, Trevor Howard, John Shrapnel,Richard Pearson, Terrence Hardiman, John Byron, Derek Farr
Productora: Big City, Command Production Establishment, Roadshow Productions, Triple Eight Corporation
Año de producción: 1972
Duración: 01:45:12
Género: Drama. Histórico. Siglo IX. Edad Media. Religión
Sinopsis:
La película está basada en la leyenda medieval de la Papisa Juana, que ejerció el pontificado durante un breve periodo de tiempo, sobre el año 855 de nuestra era.
Aunque la existencia de la Papisa es altamente improbable, la película opta por darla por cierta y nos presenta a Juana desde su adolescencia, narrando las circunstancias que la llevaron hasta ser elegida como cabeza de la Iglesia y sus relaciones con algunos notables de su época.
Versión: Dual + subtítulos españoles y españoles forzados
Formato: .avi
Calidad: DVDrip
Tamaño: 2.04 GB
Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha
Originalmente el plan de rodaje estaba previsto en Italia, pero tras haber hecho el trabajo de localizaciones, lo costoso que resultaba hizo que la productora lo desestimara. Se localizaron de nuevo exteriores en Rumanía y en Chipre y finalmente se optó por rodar en Rumanía, pero dada la prácticamente nula infraestructura de su industria cinematográfica y el severo control que se pretendía imponer a la producción por parte del régimen comunista, la película acabó filmándose en los estudios Bray, donde se habían rodado gran parte de los films de horror de la Hammer.
La historia de la Papisa Juana es ampliamente tenida por ficticia aunque existe un movimiento minoritario que sigue creyendo que existió realmente. La película parte de la premisa de que tal leyenda es un hecho cierto.
Tras sufrir duras críticas después de su estreno, se decidió reeditar todo el material.
Originalmente la historia tenía numerosos flashbacks por lo que, tratando de simplificar, se suprimieron todos y se optó por un montaje cronológico procediendo a un nuevo estreno con el título de “The Devil’s Impostor”. Sin embargo en 2009 se reeditó recuperando el montaje original.
Vamos ahora a ponernos un poco más serios…
La leyenda de la Papisa Juana cuenta la historia de una mujer que ejerció el papado de la Iglesia Católica ocultando su identidad sexual. El pontificado de la papisa se suele situar entre los años 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de Papas, correspondió a Benedicto III. Algunas versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras sostienen que el periodo pontifical de la Papisa fue entre los años 872 y 882, periodo correspondiente al pontificado de Juan VIII.
La Papisa Juana según una miniatura medieval
De entrada debe señalarse que durante la Edad Media, y precisamente por influjo de Juan de Mailly (*), fue creído como un episodio verídico. Sin embargo, actualmente parece obvio que la historia de la papisa no pasó de ser una leyenda. ¿Dónde se originó? La respuesta de la crítica histórica apunta a la iglesia ortodoxa y, muy posiblemente, a la bizantina. Las primeras fuentes sobre la papisa Juana parecen haber sido redactadas en griego y recogen multitud de datos que hacen referencia a un contexto situado en Europa oriental. Incluso existen bastantes posibilidades de que el relato surgiera en alguno de los monasterios ortodoxos.
(*) Jean Pierier de Mailly, conocido como Juan de Mailly, fue un cronista dominico que residió en Metz hacia mediados del siglo XIII. En su “Chronica universalis Mettensis”, aparece por primera vez una referencia escrita sobre la Papisa Juana.
La leyenda, cuya primera mención conocida se encuentra en la crónica redactada hacia 1255 por Jean de Mailly, dominico del convento de Metz, se desarrolló a lo largo de la Edad Media y se propagó muy rápidamente y sobre una gran extensión geográfica, lo que puede hacer suponer que existía con anterioridad y que el dominico se limitó a consignarla por escrito.
Hacia 1260 la anécdota reaparece en el Tratado de las diversas materias de la predicación, de Esteban de Borbón, también dominico y de la misma provincia eclesiástica que Mailly. Pero es sobre todo el relato hecho hacia 1280 por Martín el Polaco, en su “Crónica de los pontífices romanos y de los emperadores”, el que le asegura el éxito.
Estas son las dos versiones más comúnmente aceptadas. En la “Chronica universalis Mettensis” de Juan de Mailly se dice:
Se trata de cierto papa o mejor dicho papisa que no figura en la lista de papas u obispos de Roma, porque era una mujer que se disfrazó como un hombre y se convirtió, por su carácter y sus talentos, en secretario de la curia, después en cardenal y finalmente en papa. Un día, mientras montaba a caballo, dio a luz a un niño. Inmediatamente, por la justicia de Roma, fue encadenada por el pie a la cola de un caballo, arrastrada y lapidada por el pueblo durante media legua. En donde murió fue enterrada, y en el lugar se escribió: “Petre, Pater Patrum, Papisse Prodito Partum” (Pedro, padre de padres, propició el parto de la papisa). También se estableció un ayuno de cuatro días llamado ayuno de la papisa.
Si en cambio nos atenemos a lo narrado por Martín de Opava, llamado Martín el Polaco, en su “Chronicon Pontificum et Imperatorum”:
Juan el Inglés nació en Maguncia, fue papa durante dos años, siete meses y cuatro días y murió en Roma, después de lo cual el papado estuvo vacante durante un mes. Se ha afirmado que este Juan era una mujer, que en su juventud, disfrazada de hombre, fue conducida por un amante a Atenas. Allí se hizo erudita en diversas ramas del conocimiento, hasta que nadie pudo superarla, y después, en Roma, profundizó en las siete artes liberales (**) y ejerció el magisterio con gran prestigio. La alta opinión que tenían de ella los romanos hizo que la eligieran papa. Ocupando este cargo, se quedó embarazada de su cómplice. A causa de su desconocimiento del tiempo que faltaba para el parto, parió a su hijo mientras participaba en una procesión desde la basílica de San Pedro a Letrán, en una calleja estrecha entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente. Después de su muerte, se dijo que había sido enterrada en ese lugar. El Santo Padre siempre evita esa calle, y se cree que ello es debido al aborrecimiento que le causa este hecho. No está incluido este papa en la lista de los sagrados pontífices, por su sexo femenino y por lo irreverente del asunto.
(**) El término artes liberales designaba los estudios que tenían como propósito ofrecer conocimientos generales y destrezas intelectuales, antes que destrezas profesionales u ocupacionales especializadas llamadas artes manuales. Estas “artes liberales” se subdividían a su vez en dos grupos, el trivium (que agrupaba a las tres artes relativas a la elocuencia: gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (referido a las cuatro ciencias que sentarían las bases de la educación en la Edad Media: aritmética, astronomía, geometría y música).
Siempre según la leyenda, la suplantación de Juana obligó a la Iglesia a proceder a una verificación ritual de la virilidad de los papas electos.
Antes de la coronación se sentaba el Papa electo en la llamada “silla de la verificación” (***) al tiempo que un eclesiástico estaba encargado de examinar manualmente (¡no os riais, coño!) los atributos sexuales del nuevo pontífice a través de una silla horadada. Acabada la inspección, si todo era correcto, debía exclamar : “Duos habet et bene pendentes” (Tiene dos y cuelgan bien).
Sois como niños… ¿cómo hay que deciros que no os riais?
(***) Presuntamente se sentaría en una silla especial, la “sedia stercoraria”, con un agujero por el que se deslizaban los genitales y un joven diácono comprobaría su virilidad.
Las versiones cambian sobre si la comprobación era solo visual o mediante el tacto, o si el ejecutante era un diácono o un joven cardenal. Una vez comprobado y enunciada la frase, los asistentes a la ceremonia responderían “Deo Gratias” (‘Gracias a Dios’).
El Papa Adriano VI aboliría la costumbre en el siglo XVI. Sin embargo se conservan las ilustraciones de Lawrence Banka que muestran la prueba de masculinidad de Inocencio X, Papa entre 1644 y 1655 y en el Museo Vaticano se conserva la famosa “sedia stercoraria”, expuesta a los visitantes.
Ilustración de Lawrence Banka que muestra la prueba de masculinidad de Inocencio X (1644-1655)
La acogida que hacen los medios eclesiásticos de la anécdota, que en un principio fue aceptada como cierta, se ha explicado después por el interés del caso jurídico y por una voluntad de imponer una interpretación oficial del supuesto acontecimiento.
Petrarca también se hizo eco de la historia, dándola por cierta. Onofrio Panvinio, monje agustino nacido en Verona en 1530, fue el primero que refutó la leyenda de la Papisa en su “Vitae Pontificum” publicada en 1562, pero en 1886 el griego Emmanuel Royidis dio nueva vida al mito al publicar “La papisa Juana”. Más tarde, en el siglo XX, otros escritores, como Renée Dunan (L'Extraordinaire aventure de la Papesse Jeanne) o Alfred Jarry (La Papisa Juana, novela medieval), también se ocuparon de la leyenda.
Por si estáis interesados en el tema os dejo el enlace a esta página:
Enciclopedia Católica. La Papisa Juana
Pero si escribís en vuestro buscador: “La Papisa Juana”, encontraréis muchas más. De varias de ellas y de la Wikipedia es de donde he sacado algunas de las curiosidades y rollos que anteceden.
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