Primavera precoz (1956)

 





Ficha Técnica:


  • Título original: Soshun [早春]

  • Año: 1956

  • País: Japón

  • Género: Drama

  • Dirección: Yasujirō Ozu

  • Guión: Yasujirō Ozu, Kōgo Noda

  • Duración: 145 minutos

  • Reparto: Chikage Awashima, Takako Fujino, Ryo Ikebe, Daisuke Katō, Keiko Kishi, Kuniko Miyake, Chishu Ryu, Haruko Sugimura, Teiji Takahashi, Masami Taura, Kumeko Urabe, Sō Yamamura


Sinopsis:


Un hombre casado de mediana edad, aburrido de la rutina cotidiana tanto en el trabajo como en su matrimonio, tiene una aventura amorosa con la hija de un colega suyo. Cuando su mujer descubre su infidelidad, tanto su vida como la de su familia quedarán completamente trastornadas. (FILMAFFINITY)






    Idioma: Japonés con subtítulos en español (srt)

    Formato: AVI

    Tamaño: 1'49 GB







Breve comentario by yo:


Ozu examina aquí la vida cotidiana, en un Japón beneficiado por el milagro económico, a través de los ojos de un joven oficinista insatisfecho con su carrera y su matrimonio, que inicia una relación amorosa con una colega.

Se repiten recursos técnicos del director, tan detallistas y personales como esos planos estáticos sobre el paisaje, un personaje más de la historia, paisaje que varía desde la naturaleza del campo (lugar de libertad, alegría, confesión de sentimientos ocultos) hasta el bullicio de la ciudad (lugar de angustia, opresión, frivolidad, cinismo). Hay más penas que risas, esa es la verdad, pero Ozu posee un talento especial para que sintamos de primera mano el drama de los personajes, aun siendo el protagonista ese Ryo Ikebe que cruza la pantalla prácticamente sin mostrar una línea de expresión en su impertérrito rostro, la que se lleva la atención es una brillante Chikage Awashima, cuyo papel es la otra cara, más radical y furiosa, de la Noriko de "Primavera Tardía" (mientras que ésta rechaza la tradición del matrimonio, Masako se harta de la costumbre de tener que aguantar al marido).

Otra buena muestra de la habilidad de Ozu para mezclar drama intimista y dura crítica social, sin pretender crear nada nuevo, sino simplemente perfeccionando sus constantes, y aquí lo logra con momentos de gran dureza, belleza y lucidez. Más de dos horas con su inconfundible estilo, con una manera de hacer cine única. pese a que la historia que aquí nos cuenta no debería empujarnos a ello, Ozu vuelve a transmitirnos una tranquilidad especial, una y otra vez, vuelves a caer rendido a su cine.  








YASUJIRŌ OZU
小津安二郎
(1903-1963)




Yasujiro Ozu, Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi, no solo son los tres grandes creadores del cine japonés clásico, sino que dejaron una impronta perenne en la cinematografía mundial, cada uno con su estilo, con sus maneras de ver la vida y las profundidades del ser humano, con sus distintas opiniones sobre la posición de la cámara, la épica y la sutilidad.

La cámara de Ozu retrató la realidad cotidiana situándose entre las ventanas correderas, semioculta tras una columna o a la vera de una puerta entrecerrada, revelando la intimidad sin inmiscuirse en ella, como si precisara enmarcarla con las barreras típicas de la casa japonesa. La composición de los planos demuestra además la intención de colocar el objetivo a la altura del suelo, pues la vida familiar se desarrolla precisamente sobre el alfombrado de paja de arroz y el realizador deseaba que el espectador asistiera a la acción desde una perspectiva paralela a la de los protagonistas.

En cuanto a sus métodos de trabajo, hay que destacar su meticulosidad. A lo largo de varios meses colaboró con Noda, limando los matices de cada guión, explorando todas y cada una de sus posibilidades narrativas. Llegó a tal punto ese perfeccionamiento, que no hay ningún momento de improvisación durante el rodaje, como si la película estuviera ya definida por completo antes de empezar a funcionar la cámara, e incluso antes de principiar el montaje. Las situaciones de las películas de Ozu son recurrentes, en cierto sentido, parece que cada película completa un contenido de la anterior, todas ellas se asemejan, sobre todo en la última etapa de su carrera, y, no obstante, una a una refuerzan un perfil distinto, una nueva dimensión de la vida íntima y social japonesa.

El creciente reconocimiento internacional que ha tenido el maestro, quizás ha calado más en la crítica que en el público. Nunca ha logrado Ozu una acogida mayoritaria, a pesar de la extraordinaria calidad de muchas de sus películas. Por otro lado, la distribución internacional de su obra, a diferencia de lo que ocurre con Mizoguchi y Kurosawa, ha sido irregular, basándose la mayor parte de los estudiosos para su análisis en una serie restringida de películas que, eso sí, demuestran un estilo vigoroso y personal que lo sitúa a la altura de los grandes nombres del cine universal.

(Reseña crítica extraída de varias fuentes, en especial “Patio de Butacas”)







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