Becket (1964)


 

Título original: Becket

País: Reino Unido

Director: Peter Glenville

Guion: Edward Anhalt (Obra: Jean Anouilh)

Música: Laurence Rosenthal

Fotografía: Geoffrey Unsworth

Productora: Co-production Reino Unido-Estados Unidos;

Wallis-Hazen, Paramount Pictures, Keep Films

Intérpretes: Richard Burton, Peter O’Toole, John Gielgud, Donald Wolfit, Véronique Vendell, Martita Hunt, Sian Phillips, Pamela Brown, Felix Aylmer, Gino Cervi, Paolo Stoppa, David Weston, Jennifer Hilary, Roy Beck, Percy Herbert, Magda Konopka

Año de producción: 1964

Duración: 02:28:20

Género: Drama, Histórico, Edad Media, Religión, Siglo XII


Sinopsis:

Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra (Peter O’Toole), está enfrentado con la Iglesia, de modo que, cuando muere el Arzobispo de Canterbury, tiene una idea brillante: en lugar de nombrar un nuevo arzobispo leal a Roma y a la Iglesia, ofrece el cargo a Tomás Becket (Richard Burton), su amigo y compañero de borracheras y diversiones, en la confianza de que éste no le causará problemas.

Pero Becket se toma su nueva misión con rigor y seriedad y se enfrenta a Enrique con mayor dureza de lo que lo hicieron sus predecesores.

 

Versión: Dual + subts.  ingleses y españoles (completos y forzados), integrados / VO + subts. españoles e ingleses

Formato: .mkv / .mp4

Calidad: DVDrip / BRrip

Tamaño: 2.98 GB / 2.83 GB

Becket (.mkv)

 

 

Becket (.mp4)

 

Enrique II y Thomas Becket representados en una miniatura de la “Crónica de Inglaterra” de Pedro de Langloft, que se conserva en la Biblioteca Británica.
 

Curiosidades varias, algunos cotilleos (de vez en cuando) y un poco de rollo de mi cosecha

La Emperatriz Matilde, madre de Enrique II, había sido elegida por su padre, el rey Enrique I, para que le sucediese en el trono a su muerte, pero el Consejo de Regencia no consideró apropiado que una mujer reinase y nombraron rey a su primo Stephen. Esto desencadenó décadas de guerra, durante las cuales Matilde conquistó la mayor parte del oeste de Inglaterra y fue proclamada Dama de Inglaterra. Aunque nunca llegó a ser reina, sí consiguió que su hijo, Enrique II, fuese proclamado heredero del trono. Matilde murió en el año 1167, tres años antes del asesinato de Becket.

Enrique II estaba muy unido a su hijo Enrique que, por mandato de su padre, fue educado por Becket, íntimo amigo del rey. La posterior animadversión del príncipe hacia su padre, surgió al tiempo que los rumores hacían culpable al rey del asesinato de Becket. Esta animadversión duró hasta la muerte del príncipe, sucedida seis años antes que la de su padre.


La Reina Eleonor fue, en su tiempo, la mujer más rica y poderosa de Europa, nada que ver, por tanto, con la imagen que de ella se muestra en la película (y en la obra de teatro de Jean Anouihl de la que ésta procede). Aunque amenaza con quejarse a su tío, el emperador, no tenía con Federico Barbarroja ningún lazo de parentesco. Aparte de que su queja no tendría ningún sentido siendo, como era la reina, una devota católica y habiendo sido el emperador excomulgado en 1160, por cuyo motivo –y por haber nombrado directamente a varios antipapas- mantuvo una pugna constante con el papado hasta su reconciliación en 1177. Tampoco tendría ningún sentido, tal como hace en la película, presentar sus quejas ante su padre, ya que éste murió cuando Eleonor  tenía quince años y aún no conocía a quien sería su esposo, Enrique.

Algo que, en cambio, no se indica en la obra teatral ni en la película, es que Eleonor había estado casada con el Rey Luis VII de Francia y que su matrimonio había sido declarado no válido por tener ambos ascendientes comunes. Sin embargo sus lazos de parentesco con Enrique eran exactamente los mismos que con Luis.

De hecho, tanto la obra teatral como la película tienen bastantes inexactitudes históricas ya que Anouihl apenas investigó los hechos en los que basó su obra.

En fin, licencias que se permiten algunos autores en aras de la dramaturgia.

 


La tumba de Becket, asesinado en la Catedral de Canterbury en 1170, fue durante siglos destino de peregrinaciones, hasta su saqueo y destrucción a comienzos del siglo XVI, cuando se ordenó la Disolución de los Monasterios en el reinado de Enrique VIII, a causa de su enemistad con Roma. Posteriormente se construyó un pequeño santuario en el mismo lugar. (*)

 


La obra de teatro, original de Jean Anouihl, se estrenó en el Saint James Theatre de Broadway en 1959, con Laurence Olivier y Anthony Quinn en los papeles de Becket y Enrique II, respectivamente. Cuando Anthony Quinn abandonó la representación por compromisos de rodaje adquiridos previamente, Laurence Olivier pasó a interpretar al rey y Arthur Kennedy le sustituyó en el papel de Becket.

Cuatro años más tarde, en 1968, Peter O’Toole volvió a interpretar el personaje de Enrique II. Fue en “El león en invierno”, dirigida por Anthony Harvey. Por ambas películas consiguió una candidatura para el Óscar como mejor actor, pero no ganó en ninguna de las ocasiones.

También por "Becket" consiguió una candidatura John Gielgud, aunque apenas aparece en un par de escenas.

La excusa del asesinato de un sacerdote por Lord Gilbert sólo existe en la película. En la obra, el conflicto entre Becket y el rey tiene otras razones diferentes y, en este caso sí, más de acuerdo con la verdad histórica. (**)

Inicialmente Richard Burton trató de conseguir el papel de Enrique II. Aseguraba, con evidente sentido del humor, que la sola idea de que fuese a interpretar a un santo haría correr ríos de tinta y provocaría comentarios jocosos. En declaraciones posteriores aseguraba que le habían ofrecido interpretar cualquiera de los dos papeles cuando desde el principio, el productor, Hal B. Wallis, había decidido que Peter O’Toole sería Enrique II ya que Becket era mayor que el Rey y Burton era seis años mayor que O’Toole.

En el estreno de la obra teatral en Londres Peter O’Toole iba a interpretar a Enrique II, pero tuvo que rescindir su contrato al haberle sido ofrecido el papel protagonista en “Lawrence de Arabia”.


Siân Phillips, que interpreta el papel de Gwendolen, era la esposa de Peter O’Toole; a ella se debe uno de los principales temas musicales del film basado en una vieja canción galesa que ella le enseñó a Laurence Rosenthal,  compositor que ganó el Óscar a la mejor partitura original.

La película se filmó en doce semanas y se rodó en orden cronológico.

En contra de la opinión del director, Peter Glenville, el productor, Hal B. Wallis consideró oportuno proyectar la película con un intermedio.

Aunque obtuvo doce candidaturas al Óscar, tan sólo gano en la categoría de mejor guion adaptado, convirtiéndose así en una de las películas candidatas en más categorías, doce, y perdedora en más categorías: once. La igualan en candidaturas no ganadoras, también con once, “Paso decisivo” (1977) y “El color púrpura” (1985).


(*) En la actualidad, siguiendo las más modernas técnicas, se ha conseguido reproducir virtualmente el aspecto que tendría el sepulcro antes de su destrucción. Los investigadores calculan que en su construcción, en la Capilla de la Trinidad de la catedral de Canterbury, pudo haberse tardado unos treinta años.

 


Este espléndido relieve policromado representa el martirio del arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, sucedido en el año 1170. Se trata de uno de los temas iconográficos más reproducidos en el arte gótico inglés. El ejemplo que exponemos aquí está esculpido en una clave de bóveda de la nave central de la catedral de Exeter, en la Península Cornualles.[…] […]La escena del martirio representada aquí sigue los patrones estilísticos de la escultura gótica del siglo XIV y muestra una extraordinaria pericia a la hora de incluir en el reducido formato circular hasta seis personajes: Becket en el centro arrodillado, los cuatro caballeros que perpetraron su asesinato y un canónigo testigo del suceso. También aparecen algunos elementos escenográficos, que sirven de contextualización a la escena: la mitra de arzobispo tendida al lado de Becket, un altar y una cruz que hacen referencia a un espacio sagrado identificado como la catedral de Canterbury, por lo que sabemos de la historia.

 


(**)  […] Becket se negó a ratificar las Constituciones de Clarendon, y Enrique, profundamente irritado, le declaró en rebeldía y le acusó de cometer diversas faltas. El arzobispo huyó de la corte y escapó de forma clandestina a Francia.

Durante los años siguientes, el monarca y el arzobispo se enzarzaron en una agria polémica, que alcanzó gran difusión y enturbió las relaciones entre Inglaterra y el Papado. Hay que tener en cuenta que Enrique II de Inglaterra era uno de los monarcas más poderosos de Europa en aquel momento; sus dominios feudales se extendían por el conjunto de las Islas Británicas y las regiones francesas de Normandía, Bretaña, Anjou, Aquitania y Gascuña, constituyendo lo que se denominó el Imperio Angevino. Por consiguiente, lo que realmente estaba en juego era el complejo equilibrio de poder entre las grandes monarquías y el Papado.

Finalmente, se llegó a un intento de conciliación y Becket regresó a Gran Bretaña, seis años después. Sin embargo, la tensión entre las partes imposibilitaba una salida satisfactoria. Hastiado de la polémica, Enrique hizo el siguiente comentario en un ataque de ira: «¿no habrá nadie capaz de librarme de este cura turbulento?», lo cual fue interpretado como una orden de asesinato. El 29 de diciembre de 1170, cuatro caballeros al servicio del rey mataron con sus espadas al arzobispo, mientras estaba rezando en la catedral de Canterbury. 

 


La indignación que produjo su muerte obligó al rey a retirar las demandas de Clarendon. Además, se le exigió hacer penitencia pública ante la tumba de Becket, con el fin de expiar su implicación en el crimen: el 12 de julio de 1174 tuvo que peregrinar a la catedral, donde se desnudó y fue delicadamente azotado por varios obispos y hombres de iglesia. El hecho de que se produjeran varios milagros en torno a las reliquias de Becket, y la popularidad que adquirió su figura como mártir de la religión, hicieron que en menos de tres años Thomas Becket fuera santificado por el Papa Alejandro III. La veneración del cadáver del arzobispo y su canonización hicieron que Canterbury se convirtiera en uno de los centros de peregrinación más importantes de Europa durante la Edad Media.

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